Un inmigrante ruandés fue arrestado en Long Island por su supuesta implicación en el genocidio de 1994. Se le acusa de fraudulento asilo en EE. UU.
Faustin Nsabumukunzi un inmigrante ruandés que residía en Long Island, Nueva York, ha sido arrestado por autoridades estadounidenses luego de descubrirse su presunta participación en el genocidio de Ruanda en 1994. Se le acusa de haber mentido sobre su implicación al solicitar asilo en Estados Unidos en 2003 y al obtener posteriormente la ciudadanía estadounidense.
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Según la fiscalía federal de Nueva York, Nsabumukunzi habría ordenado a miembros de la mayoría hutu que asesinaran a tutsis durante el genocidio, utilizando un garrote y deshaciéndose de los cuerpos de las víctimas. Además, se le acusa de fraude migratorio por ocultar su identidad y antecedentes al ingresar al país.
Este caso ha conmocionado, pues Nsabumukunzi había establecido una vida tranquila en los Hamptons como apicultor, alejado de su pasado en Ruanda. Sin embargo, este arresto pone en manifiesto los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por identificar y procesar a individuos implicados en crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos.
El juicio de Nsabumukunzi está en curso, y de ser hallado culpable, podría enfrentar una condena de hasta 30 años de prisión y su posible deportación a Ruanda, donde es buscado desde hace casi dos décadas por su presunta participación en el genocidio.
Al comparecer ante la jueza Joanna Seybert en Central Islip, el acusado se declaró “no culpable” y fue puesto en libertad bajo fianza de $250000 dólares. El dinero fue pagado por Steve Felsher, un antiguo empleador del hombre de Ruanda.
El genocidio en Ruanda es una de las matanzas sistemáticas más atroces de la historia reciente y se dio como consecuencia a las tensiones acumuladas entre hutus y tutsis. Esta violencia estalló el 7 de abril de 1994, luego de derribar un avión que transportaba a los presidentes de Ruanda y Burundi.
Aunque aún se desconoce quién estuvo detrás del atentado, el gobierno hutu responsabilizó inmediatamente a los rebeldes tutsis. Tras ello, las emisoras de radio incitaron a "acabar" con los tutsis. Es por ello que, durante tres meses después, los hutus arrasaron hogares y asesinaron a machetazos y cometieron violaciones masivas contra dicho grupo. Fueron 800 000 personas asesinadas.
