El fútbol es la industria en la que se pueden hacer millones de millones de dólares si es que se sabe administrar la pasión de los hinchas, quienes son los que con su aporte sostienen gran parte de este negocio.
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Generar dinero debe ser, en concreto, la principal misión de los clubes. Alguna vez, Rogelio Roa, director de marketing de Las Chivas de México, pasó por Lima y dejó esta frase: “El gran secreto es monetizar la rivalidad”, es decir que la adversidad de dos equipos no debe verse tan solo como la disputa en el campo. Dos rivales son dos grandes socios que deben hacer lo posible para ayudarse a ganar dinero.
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Estos conceptos, que parecen de tan fácil comprensión, son hoy imposibles de aplicar en el fútbol peruano. Aquí, por ejemplo, la rivalidad entre “U” y Alianza se limita a la pelea callejera de barras o al interés de ganar puntos en mesa. Es decir, ni el fútbol ni el dinero son prioridad. Con razón nuestro balompié está como en la época de la carreta.