A solo un día de terminar el 2021, la zona comercial de Mesa Redonda (Cercado de Lima) volvió a ser una bomba de tiempo para decenas de personas que estaban haciendo sus compras por Año Nuevo.
El incendio se registró a alrededor de las 7:30 p.m. y se dio a conocer por publicaciones en redes sociales, que rápidamente se hicieron virales. El alcalde de Lima, Jorge Muñoz, llegó a la zona de emergencia después de casi tres horas. Mientras que el ministro del Interior, Avelino Guillén, apareció a las dos horas y detalló que más de 127 bomberos y más de 400 policías actuaron frente al siniestro.
Los minutos pasaban y los hombres de rojo pidieron apoyo de otras unidades e instituciones, pues la presión de agua no era suficiente para contrarrestar las llamas. Antes de las 9:00 p.m., Sedapal se pronunció y afirmó que atendieron el pedido de los bomberos, además habilitaron los hidrantes del lugar.
Mientras que el fuego consumía el almacén de material prefabricado y lo reducía a cenizas, decenas de comerciantes se enfrentaron a los efectivos de la Policía por intentar ingresar a sus puestos para rescatar lo poco que quedaba de sus negocios.
El dolor y el sufrimiento que reflejaba cada rostro es un viaje al pasado, exactamente hace 20 años. Dos décadas desde la tragedia en Mesa Redonda (29 de diciembre de 2001), un infierno que se desató por un pirotécnico y cobró la vida de más de 400 personas.
Semanas atrás, en un recorrido por las calles de Mesa Redonda, diario Líbero pudo constatar la existencia de varios depósitos clandestinos, los que han sido instalados encima de diversas galerías. Por ejemplo, en el centro comercial La Cochera, ubicado en el jirón Andahuaylas 955, donde había almacenes de metal.
Asimismo, en diferentes puestos de los jirones Puno, Inambari y Andahuaylas, se comprobó que las conexiones eléctricas se encontraban expuestas, generando un peligro para los trabajadores, compradores y comerciantes.
Por otro lado, también se pudo observar a varios estibadores que arrastraban sus carretas con bultos pesados, casi atropellando a los transeúntes. En ese sentido, nos topamos con decenas de ambulantes que han tomado las veredas y las pistas de los jirones Cusco y Andahuaylas. La obstrucción de las vías también causó que la zona se convierta en un área de riesgo ante la posibilidad de un incendio o terremoto.
No obstante, los propios comerciantes son quienes también contribuyen con este caos, colocando cajas de mercadería en las áreas de uso común y en las salidas de emergencia. Hace 20 años se vivió un infierno y la noche de este jueves se pudo haber repetido ese trágico resultado. El problema es que esta bomba de tiempo aún no estalla, pero lo hará por falta de prevención e inacción de las autoridades responsables.
Personal de bomberos de todo Lima Metropolitana acudieron al lugar debido a que se trató de un siniestro código 3.
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