Políticas migratorias obligan a graduado de Harvard dejar EE.UU. de forma voluntaria

Francisco Hernández residió en Estados Unidos durante muchos años. Llegó con la esperanza de hacer una larga vida allí, al grado de estudiar en Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo. Lamentablemente, tras el ascenso de Donald Trump al poder y sus políticas ante los inmigrantes, tuvo que abandonar ese anhelo y autodeportarse a México para evitar ser detenido y separado de su familia.

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La llegada de Francisco a Estados Unidos

Cuando Hernández tenía 10 años, su papá elaboró un plan para ingresar a Estados Unidos con la ayuda de un traficante de personas, conocido también como “coyote”. “Fueron los tres peores días de mi vida. Recuerdo cada momento caminando por el desierto. Nadie me preguntó si eso era lo que quería hacer. No tenía otra opción”.

Francisco se instaló en Lennox, una ciudad del condado de Los Ángeles. Con el paso de los años, en 2009 postuló a la Universidad de Harvard y fue aceptado para estudiar Psicología Clínica. “Lo logré. Este niño pequeño y moreno de Lennox va a Harvard es una locura”.

Una de las tragedias más grandes que vivió fue la muerte de su madre. Ella falleció al final de sus estudios secundarios, tras enfermarse de un mal poco común. Después de eso, recibió el apoyo de varios profesores, quienes lo alentaron a seguir estudiando y graduarse.

Vida y salida de Estados Unidos

En 2012, Francisco solicitó la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), lo que le permitiría vivir y trabajar en Estados Unidos sin temor a la deportación. Sin embargo, tras diversos problemas familiares, no renovó el beneficio y solicitó una visa por violencia contra las mujeres (VAWA), un proceso que ha demorado más de diez años.

Se casó en otoño de 2024 con el estadounidense Irving Hernández Corona, de 34 años. Habían planeado su luna de miel en Puerto Rico, pero debieron cancelarla y decidieron autodeportarse a México. “Entonces, supongo que tenemos que irnos”, señaló.

"Nunca fue nuestra intención irnos en estas circunstancias. Nos fuimos, básicamente huyendo", comentó Francisco. Huyeron hacia la costa occidental de México, específicamente a Puerto Vallarta, y finalmente se sienten seguros y queridos. "¡Bienvenidos a casa! Este es su lugar", les dijeron.