Nicolás Fuchs es un gentleman. Orgulloso del cariño que le ofrece el pueblo peruano, nuestro embajador en el rally mundial se estimula con frases como “en la vida nada es imposible, todo se puede”. Hablamos con él en su taller de Chorrillos, rodeado de verdaderos “fierros”, amigos y sus tres perros mansos con pinta de bravos.
“Corro porque me gusta, nadie me obliga. Empecé tarde (en el rally), a los 22 años, pero estamos avanzando. En Sudamérica se reconoce mi esfuerzo y a veces me siento más querido en otros países, como Argentina, que en Perú”. No lo dice por la gente, sino por la intolerancia de las autoridades.
Nico Fuchs es un hombre sincero, pero pacífico. No quiere guerras, sí el reconocimiento de instituciones como el IPD que este año -nos contó- no está apoyando ni financiando su trabajo considerando su categoría de primer piloto del Perú. “Prefiero ni pensar en eso”, dice. “El problema del país es que no se ordena”, agrega pensativo.
Le molesta que existan pugnas entre los involucrados en organizar y corregir las carreras de autos. “Si las carreras son un circo, nadie va a querer participar en ellas. Hay que trabajar unidos, pensando en el deporte. Ya es hora de levantarnos”. Es su mensaje.
Se expresa como maneja. Sin perder el control. Se le ve feliz por lo que hace. Su vida es correr, la mecánica y por supuesto su familia, que “siempre estuvo a mi lado”. De los Laureles Deportivos prometidos y olvidados ni comentar.
Si no fuese por el empuje de la empresa privada, Nico sería uno más del universo de pilotos peruanos que no logra surgir por la falta de una política deportiva seria y contundente que el IPD parece no encontrar.
Un país que lo marcó fue Finlandia, con sus miles de ciclistas en las calles. “Estamos lejos de esa realidad. Acá se le da más importancia a dos personajes que se destruyen en televisión que a los logros de los deportistas peruanos en el mundo”.
No es lamento ni queja. Es la realidad. A Nico le cuesta creer que las combis maten niños y continúen acelerando. Es que así como él, los deportistas peruanos de elite hacen esfuerzos increíbles para escapar del pantano: trabajo físico, mental; dietas, terapias, entrenamiento profesional, etc.
Nico la rompe en el Mundial WRC2. Es su prueba de fuego para ingresar a la WRC, la máxima categoría del rally mundial en la que solo los capos sobreviven. Nuestro piloto sabe que puede ser mejor que Jari Matti Latvala y Sebastien Ogier, pero sin el apoyo del Gobierno no alcanzará ese objetivo.
Es que el rally es tema serio. “Para mí, los mejores pilotos son los que corren rally. Es que uno no sabe a qué se enfrenta. El terreno cambia porque no sabes si la nieve, la lluvia o el carro que pasó antes malogró el terreno o lo cambió por completo”, ruge Fuchs.