El presidente electo planea usar una ley federal sobre visas para presionar a los países a aceptar a los inmigrantes deportados.
Únete a nuestro canal de WhatsAppLa inmigración vuelve a ser un tema central en el debate público en Estados Unidos. En medio de crecientes tensiones y políticas migratorias más estrictas, surge una nueva amenaza para miles de inmigrantes. Donald Trump, a punto de asumir la presidencia, ha reiterado su intención de llevar a cabo una deportación masiva. No obstante, lograr que los países acepten a los deportados plantea un desafío tanto logístico como diplomático.
Para superar esta barrera, el presidente electo podría recurrir a la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA), utilizando la concesión de visas como una estrategia de presión.
La Sección 243(d) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) permite al Departamento de Estado suspender la emisión de visas a ciudadanos de países que no acepten a los deportados. Esta estrategia, respaldada por el plan conservador Project 2025, busca presionar a gobiernos como los de China, India y Venezuela, que han mostrado resistencia a recibir a los deportados, para que colaboren con las autoridades de Estados Unidos.
La medida podría afectar las visas temporales y permanentes, como las de estudiantes, trabajadores y turistas, impactando tanto los flujos migratorios como las relaciones diplomáticas. Además, limitar las visas tendría repercusiones en sectores clave de la economía de Estados Unidos, como la agricultura y la educación.
Durante su primer mandato, Trump ya utilizó los aranceles como una estrategia para presionar a naciones como México y Canadá en temas de inmigración en los Estados Unidos. Ahora, su equipo, que incluye a figuras clave como Tom Homan y Stephen Miller, busca implementar enfoques más contundentes, poniendo énfasis en las sanciones de visas como una herramienta diplomática poderosa.
Si se llegara a implementar esta política, podría ocasionar importantes tensiones internacionales. Los países involucrados tendrían que optar entre colaborar en las deportaciones o arriesgarse a perder acceso a los beneficios del sistema de visas americanas, que abarca desde acuerdos comerciales hasta programas educativos.