El sector del pollo frito está experimentando cambios significativos debido a la quiebra y el cierre de un importante competidor en EE. UU. ¿Qué ocurrió?
La cadena de restaurantes Sticky's Finger Joint, especializada en pollo frito gourmet, ha declarado su quiebra, lo que representa el cierre de un capítulo en el ámbito de la comida rápida de alta calidad en Estados Unidos. Desde su fundación en 2012, la marca se destacó por su propuesta innovadora y su variedad de salsas artesanales.
A pesar de haber logrado una notable expansión con más de 20 locales en Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania, la empresa no pudo superar diversos obstáculos, como los elevados costos operativos y la inflación en los insumos. Esto culminó en su cierre definitivo.
Sticky's Finger Joint cerró sus puertas. El anuncio se realizó mediante un comunicado de prensa emitido por la empresa matriz, donde se confirmó que Sticky's ha iniciado una reestructuración financiera bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. La decisión llega tras "largos esfuerzos por estabilizar operaciones, refinanciar deudas y atraer inversionistas estratégicos", según detallaron desde la compañía.
Varios factores confluyeron para que la marca pasara de ser una promesa gastronómica a enfrentar una posible desaparición. Entre ellos, se destacan:
A pesar de sus populares combinaciones como el Bacon Mac Sandwich o las papas con miel picante, y de haber vendido más de 11 millones de porciones de pollo, Sticky's no logró recuperar la fidelidad de una clientela cada vez más sensible a los precios. La rápida expansión, los altos costos operativos y la inflación en los ingredientes, especialmente el pollo y el aceite, terminaron por ahogar sus finanzas.
Según fuentes internas, es poco probable que Sticky's sobreviva en su forma actual. Algunos locales seguirán operando de manera limitada durante el proceso de bancarrota, mientras la empresa evalúa la venta de activos a posibles compradores interesados en la marca o en sus ubicaciones estratégicas. La situación plantea un futuro incierto para los empleados y los clientes que han disfrutado de su oferta gastronómica.