La política migratoria de EE. UU. parece estar en un punto crucial, donde podría surgir una colaboración importante entre el ICE y las aerolíneas.
Recientemente, salió a la luz que ICE sigue los vuelos de inmigrantes incluso antes de que aterricen, gracias a datos proporcionados por aerolíneas como Delta, American Airlines y United. Esta alianza genera mucha controversia, ya que muchas personas cuestionan si es correcto o justo recopilar y vender información personal de los pasajeros.
Según WIRED, recientes reportes indican que varias aerolíneas en Estados Unidos comenzaron a trabajar junto con el ICE y el Departamento de Seguridad Nacional para monitorear los vuelos de inmigrantes buscados. Esta colaboración resultaría posible gracias a la venta de datos de pasajeros por parte de la Airlines Reporting Corporation (ARC), lo que da al gobierno acceso a información privada sobre los viajes de las personas.
La recopilación de datos incluye registros de vuelos nacionales de viajeros estadounidenses, lo que plantea serias preocupaciones sobre la privacidad. La venta de esta información ha sido criticada por su falta de transparencia y por el potencial abuso que puede derivarse de su uso.
La política migratoria en Estados Unidos, en su intento por controlar la inmigración, comenzó a utilizar métodos que pueden considerarse invasivos. La vigilancia de los vuelos de inmigrantes no solo afecta a quienes buscan una nueva vida en el país, sino que también implica consecuencias para la sociedad en su conjunto.
La colaboración entre aerolíneas y el gobierno podría llevar a un clima de miedo entre los inmigrantes, quienes podrían sentirse perseguidos incluso antes de llegar a su destino. Además, la venta de datos personales por parte de las aerolíneas plantea serias preguntas sobre la ética empresarial y la responsabilidad social.
La noticia de la colaboración entre aerolíneas y agencias de inmigración ha generado reacciones en el ámbito político. El senador de Oregón, Ron Wyden, expresó su preocupación en un comunicado, afirmando que "las grandes aerolíneas, a través de un sospechoso corredor de datos de su propiedad llamado ARC, están vendiendo al gobierno acceso masivo a información confidencial de los estadounidenses, revelando a dónde vuelan y la tarjeta de crédito que usaron".
Este tipo de vigilancia ha suscitado un debate sobre la ética de la recopilación de datos y la protección de la privacidad de los ciudadanos. La posibilidad de que el gobierno tenga acceso a información tan sensible plantea interrogantes sobre la seguridad y el respeto a los derechos individuales.