El gobierno de Trump tomó la decisión de cerrar para siempre la emblemática Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). ¿Por qué?
Hace unas horas, la administración de Donald Trump anunció la sorpresiva disolución de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), creada en 1961 y considerada durante décadas como el principal organismo de asistencia humanitaria a nivel mundial.
Vale precisar que esta medida representa un cambio drástico en la política de ayuda exterior del país americano, generando inquietudes sobre el futuro de la cooperación internacional y las consecuencias que enfrentará las comunidades que dependen de este tipo de apoyo.
Recientemente, USAID fue oficialmente disuelta, siguiendo la drástica orden del mandatario republicano. Establecida en 1961 durante la presidencia de John F. Kennedy, esta entidad había desempeñado un papel fundamental en la cooperación internacional, llevando a cabo proyectos en más de 100 naciones a lo largo de su historia.
El cierre de USAID forma parte de un plan de reestructuración liderado por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien ha reducido en un 85% los programas activos de la agencia. A partir de ahora, el Departamento de Estado asumirá la responsabilidad de la asistencia exterior, adoptando un enfoque diferente al tradicional.
Vale precisar que, en medio de esta situación, un funcionario del Departamento de Estado, citado por la agencia AFP, indicó que la nueva estrategia tiene como objetivo ofrecer ayuda internacional "de manera más eficaz".
Esta transición se enmarca en la política de austeridad promovida por la actual administración. Rubio ha cuestionado la efectividad del modelo de ayuda basado en donaciones, argumentando que muchos de los países beneficiarios no apoyan a Estados Unidos en foros multilaterales, como las Naciones Unidas.
Creada en 1961, la agencia USAID se convirtió en un pilar clave de la estrategia geopolítica de Estados Unidos, enfocándose en aumentar su influencia en naciones en desarrollo durante la Guerra Fría.
Durante seis décadas, esta entidad dirigió recursos hacia áreas cruciales como salud, educación, infraestructura y la promoción de la democracia. Su última disolución representa el cierre de un capítulo en la política exterior estadounidense, que se distinguió por programas de asistencia directa y una notable presencia en regiones globalmente vulnerables.