Kenny Laynez-Ambrosio, de 18 años, grabó en video la operación de represión migratoria realizada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Kenny Laynez-Ambrosio, un joven de 18 años nacido en Estados Unidos, fue arrestado de forma violenta por agentes migratorios mientras se dirigía a su trabajo, acompañado de su madre y dos amigos. Aunque era ciudadano estadounidense, uno de los oficiales le dijo: "No tienes ningún derecho".
El joven grabó en secreto toda la escena. Las imágenes muestran forcejeos, pistolas eléctricas, llaves de estrangulamiento y a varios oficiales de ICE burlándose del uso excesivo de la fuerza. El video ha desatado una ola de indignación nacional. ¿Qué más se sabe al respecto? Aquí te comentamos.
Según The Guardian, el 2 de mayo en North Palm Beach, la patrulla de carreteras detuvo la camioneta de Kenny Laynez-Ambrosio, su madre y dos amigos. Poco después, llegó la patrulla fronteriza. Laynez-Ambrosio, ciudadano estadounidense, comenzó a grabar cuando vio que el control se volvía agresivo. En el video, un oficial pregunta si alguien es indocumentado. Cuando uno responde que sí, los agentes actúan de inmediato.
Las imágenes muestran a un joven estrangulado, otro electrocutado, y a Kenny empujado al suelo pese a gritar: “Nací y crecí aquí”. Fue arrestado y retenido seis horas. Los agentes se burlan en el audio: hablan de “bonificaciones de 30.000 dólares” y comentan que podrían “terminar disparando”.
Kenny fue acusado de obstrucción y condenado a servicio comunitario. Según su abogado, fue castigo por grabar el abuso. La policía le pidió borrar el video. No accedió, por lo que el video terminó siendo difundido por el Centro Maya-Guatemalteco. Esto generó indignación y el abogado Jack Scarola acusó al gobierno de imponer cuotas que alientan la brutalidad.
Los dos amigos de Kenny fueron llevados a un centro de detención. Su madre no hizo comentarios sobre lo ocurrido, pese a que las críticas no tardaron en llegar. “El sistema migratorio se ha vuelto abiertamente violento”, dijo el padre Frank O’Loughlin. Laynez-Ambrosio solo quiere que se sepa lo que vivió: “No tenían por qué humillarlos así”.