Tras levantarse las restricciones aéreas, decenas de familias venezolanas pudieron regresar a su país en vuelos de repatriación desde Estados Unidos.
El miércoles 3 de diciembre, 266 ciudadanos venezolanos regresaron al país a bordo de un avión proveniente de Phoenix, Estados Unidos, que aterrizó en el aeropuerto de Maiquetía, cercano a Caracas, según informó el ministro de Relaciones Exteriores, Yvan Gil. La nave, perteneciente a Eastern Air Lines, logró realizar el viaje tras la breve pausa en los vuelos directos entre Venezuela y Estados Unidos.
La reanudación de estos vuelos ocurre en medio de crecientes tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Venezuela. Durante el fin de semana, Caracas denunció que el cierre unilateral del espacio aéreo venezolano había interrumpido los vuelos de repatriación, situación que se resolvió tras una solicitud oficial de EE. UU. para retomarlos.
Desde principios de este año, al menos 18.354 venezolanos han retornado al país mediante 95 vuelos organizados, de los cuales 76 procedían directamente de Estados Unidos. Estas operaciones forman parte de un programa de repatriación que busca facilitar el regreso seguro de ciudadanos venezolanos ante la crisis migratoria regional.
Venezolanos repatriados llegando al aeropuerto de Maiquetía tras su vuelo desde Estados Unidos.
El flujo de migrantes resalta la importancia de los vuelos bilaterales para la gestión migratoria, especialmente en contextos de tensión diplomática, y refleja la coordinación entre ambos gobiernos para asegurar el cumplimiento de los protocolos y la seguridad de los pasajeros.
La reanudación de los vuelos ocurre tras una breve suspensión causada por conflictos diplomáticos entre Washington y Caracas. El gobierno venezolano declaró que el cierre temporal del espacio aéreo había puesto fin a los vuelos de repatriación, aunque luego se autorizó la operación tras la gestión estadounidense.
Este tipo de vuelos es esencial para mantener un canal de comunicación y cooperación entre los países. Además, los retornos son monitoreados de cerca por las autoridades venezolanas, quienes verifican documentación y condiciones de los migrantes, en un intento de garantizar un proceso seguro y ordenado.