Una multitud enfervorizada, convertida en una inmensa marea amarilla, se entregó ayer a los jugadores de la selección de Sudáfrica tras pasear a bordo de un autobús descapotable por el popular barrio de Sandton en Johannesburgo.
El técnico brasileño Carlos Alberto Parreira y sus pupilos recibieron con placer el aliento de sus aficionados. “¡Ha llegado el momento, por fin el Mundial está aquí!”, gritó una señora negra, de la etnia zulú, con una caja de galletas.Khune, Parreira, Pienaar y Modise fueron los más ovacionados por los hinchas de los “Bafana Bafana”.