Un genio con el balón, el distinto, con un don singular para el fútbol. Zinedine Zidane fue aquel futbolista que engalanó al planeta entero con su juego exquisito y que además regaló talento y majestuosidad al balompié mundial.
Con 17 años debutó en la Liga francesa vistiendo la camiseta del Cannes y tras cuatro temporadas fue traspasado al Burdeos, club que sería su trampolín. Al ganar la Copa Intertoto de 1995 y llegar a la final de la Copa UEFA un año más tarde, Italia sería el próximo destino de Zizou.
En 1996, Juventus decidió su fichaje y dicha etapa coincidiría con su consolidación en el combinado de su país. El galo ganó dos Serie A y una Supercopa de Italia. Sin embargo, también conoció de fracasos en Turín, tras caer en dos ocasiones en la final de la Champions.
Se coronó campeón del mundo en 1998 tras derrotar en la mítica final a Brasil por 3-0, anotando dos goles. Dicho torneo fue testigo de la magia del francés en su máximo esplendor. Dos años más tarde, conquistó la Eurocopa.
Pasó al Real Madrid para comienzos de siglo, y en su primera temporada levantó la Orejona. Además ganó la Liga, la Intercontinental y terminó como uno de los ídolos máximos de la exigente afición madridista.
Disputaría los mundiales del 2002 y 2006, en este último llegaría hasta la final, instancia en la que protagonizó un bochornoso espectáculo al ser expulsado luego de propinarle un cabezazo al italiano Marco Materazzi. Fue un trágico e injusto final para una carrera marcada por el éxito.