La inolvidable campaña de Cienciano en la Copa Sudamericana en el 2003 permitió a sus hinchas empezar a soñar con la gloria un 10 de diciembre, cuando ante los ojos de todo el continente, el humilde equipo de Cusco frenaría en seco a un gigante de América como River Plate.
Un día como hoy el corajudo equipo de Freddy Ternero igualó 3-3 ante el 'Millonario' nada menos que en el histórico Monumental de Núñez, en el duelo válido por la ida de la gran final del certamen.
Frente a un coloso que hervía en sus cuatro tribunas en ambiente de final, el equipo imperial nunca se amilanó y por el contrario, dentro de sus limitaciones y siendo un equipo modesto, tuvo el temple suficiente para competir y dejar alma corazón y vida en el campo en pos de un buen resultado.
Esa noche el equipo que mandó al campo Ternero formó con Ibáñez, Llanos, el paraguayo Carlos Lugo, Acasiete; Portilla, Morán, La Rosa, Juan Carlos Bazalar; Julio García, el colombiano Rodrigo Saraz y Germán Carty, quien minutos mas tarde terminaría festejando con 'el baile del avestruz'.
Apenas a los 26' del primer tiempo Giuliano Portilla silenció el coloso con el 1-0 y aunque rápidamente a los dos minutos más tarde Maximiliano López igualaría las acciones, había esperanzas de poder rescatar un buen resultado. Las sensaciones de que habían argumentos para hacer daño crecían en el 'Pápá'.
Fue así que tras el regreso de las duchas, nuevamente el 'Maxi' aparecería para el local, pero como en esa noche Carty se encontraba motivado pegó un fuerte cabezazo a los 67' para responder otra vez a favor de Cienciano con el 2-2 transitorio que mantenía en vilo a todo el Perú expectante de una nueva alegría.
La euforia de los 5 mil peruanos en uno de los extremos del Monumental, más el aliento de los millones desde Cusco y todo el país, creció aun más cuando Giuliano Portilla de un frentazo nos ilusionaba con la hazaña. Era un 3-2 que invitaba a ilusionarse con la gloria en la vuelta.
No obstante, River se guardó una última 'bala' para el final y logró empatar a los 85' a través del chileno Marcelo Salas. Sobre el final fue un 3-3 pero con sabor a triunfo para el Perú pues Cienciano regresaba consciente de que todo era posible, aún manteniendo los pies sobre la tierra y sabiendo que días después en Arequipa iba contar con el aliento incansable no solo de Cusco, sino de todo un país.