Su nombre todavía no figura en Wikipedia, su pasado futbolístico estuvo en Hijos de Acosvinchos de la segunda división y en la calle nadie lo ubica como jugador aliancista.
Jairzinho Gonzales siente que todavía no es un jugador reconocido, pero tampoco se desespera. A sus 21 años, y con el talento que heredó de su padre Carlos “Mágico” Gonzales, espera que la próxima Copa Libertadores sea la catapulta perfecta para el despegue de su promisoria carrera.
Mide un metro sesenta, pero asegura que el tamaño no lo es todo. “En el fútbol no hay lógica, no hay que ser alto para jugarlo, sino sería fisicoculturista jaja. Ya conocerán lo mejor de mi fútbol”, manifestó.