Julio César Balerio y Gianfranco Espejo, ídolos que también nos dejaron
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Solo ellos saben cuánto dolor tuvieron que soportar. Solo ellos saben qué tan difícil es mirar con alegría la vida, sobre todo si la suerte les vuelve a dar la espalda, si el destino los flagela directo al corazón.
Parece que hay una nube maléfica encima de La Florida. Parece que los ángeles hicieron un pacto con el “Divino” para seleccionar a sus “compinches” en este territorio celeste.
A la partida abrupta de Yair Clavijo se suma una fresquita. El pasado 24 de junio nos dejó Julio César Balerio. El “Viejo” guardó los guantes blancos y decidió hacer su mejor estirada ante los ojos del Espíritu Santo.
Su noticia nos golpeó en la quijada a todos. Daba la impresión que se marchaba el tío más querido de la familia. Ese que dejó tanto por el club rimense. Y fue tanto que en el “Extremo” sienten que con él la deuda es infinita, inmortal, eterna...
Pero ahí no acaba la pena. El 4 de junio del 2011 nos dijo adiós Gianfranco Espejo. El muchacho del año 88 tuvo un accidente de tránsito y nos abandonó.
Ya se marcharon los tres. Escalaron primero que nosotros. Se fueron. Seguramente para sellar en lo más alto a la nueva “Santísima Trinidad” de un club grande, histórico.
