Increíble. Un estudio científico realizado en el Reino Unido reveló un detalle sorprendente sobre los espermatozoides, ya que resulta que estos no 'nadan' dentro del semen como siempre hemos creídos, sino que ruedan como “nutrias juguetonas”.
En 1678, el holandés Antonie van Leeuwenhoek inventó un microscopio muy poderoso con el que pudo descubrir la existencia de las bacterias. Tras ello, tuvo la idea de utilizarlo para analizar su propia eyaculación y observó a unas formas diminutas que “nadaban” con la ayuda de sus colas y las llamó 'animalcules' .
“Avanzaron (los animalcules) debido al movimiento de sus colas como el de una serpiente o una anguila nadando en el agua”, relató el neerlandés al secretario de la Royal Society del Reino Unido hace más de 300 años. Tiempo después, esas criaturas serían llamadas espermatozoides
Sin embargo, un reciente estudio de la revista Science Advances en el que se usaron microscopios 3D y matemáticas de última generación, reveló un dato sorprendente, y es que los espermatozoides nos han 'engañado' toda la vida.
“Los espermatozoides son pequeñas criaturas muy descaradas. Nuestra investigación con microscopía 3D muestra que todos hemos sido víctimas de un engaño espermático”, señaló Hermes Gadelha, autor del estudio y jefe del Polymaths Laboratory de la Universidad de Bristol, para CNN.
“Los espermatozoides humanos se dan cuenta si ruedan mientras nadan, al igual que las nutrias juguetonas sacando el corcho a través del agua, su golpe unilateral se promediaría y nadarían hacia delante”, reveló Gadelha.
Es decir, no van de lado a lado apoyándose en su extremidad trasera, sino que giran en un sacacorchos que se contrarresta con el látigo de su famosa cola. Por ello se dice que se desplazan de una manera muy similar a las nutrias.