Desde la década de los 90, la piratería en Somalia ha ido en aumento y es un verdadero problema para el comercio marítimo en el Mar Rojo.
Únete a nuestro canal de WhatsAppLa piratería es tan vieja como el mar y, aunque parezca poco creíble, lo cierto es que esta ‘actividad’ sigue vigente en pleno siglo XXI y está causando muchos estragos en el mundo, sobre todo en África, donde los piratas de Somalia se cuentan por miles, al punto que hasta el propio capitán Jack Sparrow de la saga "Piratas del Caribe" quedaría aterrado con su accionar.
Antes de proseguir, es importante saber cómo define la ONU a la piratería en su artículo 101: "todo acto ilegal de violencia o de detención o todo de depredación (...) contra un buque de alta mar (...) o en un lugar no sometido a la jurisdicción de ningún estado".
Ubicada en el llamado ‘cuerno de África’, Somalia es la mejor muestra de lo que es un Estado fallido ya que, prácticamente, desde su creación han sufrido guerras internas como constantes golpes de estado que llevaron al poder a más de una dictador que antes era un señor de la guerra.
Si queremos conocer los inicios de la piratería en este país, debemos retroceder hasta 1990, cuando cae el dictador Mohammed Siad Barne generando una severa crisis socioeconómica que puso a la nación africana a puertas de la anarquía absoluta.
En ese contexto, los pescadores artesanales vieron sus pequeños negocios al borde de la quiebra, lo que los llevó a buscar nuevas formas de trabajo, entre las cuales destacó cuidar sus aguas de la pesca ilegal, por lo general con bandera extranjera, además de echar vertidos tóxicos en sus aguas.
Los "guardacostas voluntarios de Somalia" pudieron conseguir armas muy fácil en un país donde estas proliferan como moneda corriente. Pronto, a este grupo se unieron excombatientes, tras lo cual cambiaron su modalidad para incluir el secuestro de embarcaciones para solicitar dinero por el rescate.
Esta actividad provocó que las flotas extranjeras se alejaran de aguas somalíes, pero se convirtieron en una amenaza para la pesca de las grandes potencias, principalmente por el Mar Ojo (al cual se accede por el Canal de Suez, en Egipto) que es una zona de alto tránsito marítimo.
Esta problemática se condensa aún más porque en Somalia no existe un gobierno central estable o representativo, ya que cada grupo armado y/o señor de la guerra controla porciones del país la cual trata como si fuera su propia parcela.
Con el paso de los años, los piratas somalíes no solo han obtenido mejor armamento, sino que han desarrollado capacidades para abordar grandes buques de forma exitosa.
Y es que los reclamos para recuperar las embarcaciones secuestradas pueden llegar a los 80 millones de dólares, lo que los hace rentables para una población que está deseosa de obtener dinero rápido para salir de la pobreza, teniendo como objetivos principales los barcos petroleros y los de carga.
Hasta el momento, los esfuerzos de la comunidad internacional, así como de los organismos supranacionales, no han sido capaces de abordar este tema con contundencia, pese a las perdidas millonarias que se reportan en la zona cada año, por lo que los precios en transitar por el Mar Rojo se han elevado tremendamente, provocando que en la actualidad se busquen nuevas rutas de comercio marítimo.