La Casa de Saud, la familia real más rica, acumula 1,3 billones de euros, superando 4 veces a Musk y Gates gracias al petróleo. Conoce más detalles aquí.
La Casa de Saud, la dinastía gobernante de Arabia Saudita, posee una fortuna estimada en 1,3 billones de euros, cuadruplicando la riqueza combinada de magnates como Elon Musk y Bill Gates. Esta inmensa riqueza se ha acumulado a lo largo de casi un siglo, situando a la familia real saudita en la cima de las fortunas globales.
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A diferencia de empresarios tecnológicos cuya fortuna depende del valor de sus empresas en el mercado, la riqueza de la familia real saudita se basa en recursos naturales, especialmente el petróleo. La Casa de Saud controla Saudi Aramco, una de las compañías petroleras más grandes y rentables del mundo, lo que les proporciona un flujo de ingresos estable y generacional.
Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, tiene un patrimonio estimado en 210.000 millones de euros, mientras que Bill Gates, fundador de Microsoft, posee alrededor de 122.000 millones de euros. En conjunto, sus fortunas suman 332.000 millones de euros, apenas una cuarta parte de la riqueza de la Casa de Saud. Además, la fortuna saudita es 16 veces mayor que la de la familia real británica, cuyo patrimonio se estima en 81.000 millones de euros.
La opulencia de la familia Saud se refleja en sus propiedades palaciegas, flotas de aviones privados y yates de lujo. También han realizado inversiones en arte y proyectos futuristas, como la ciudad de Neom, una iniciativa multimillonaria que busca redefinir la sostenibilidad y el turismo en el desierto.
La estabilidad de la riqueza de la Casa de Saud contrasta con las fluctuaciones que experimentan las fortunas de Musk y Gates, influenciadas por el mercado bursátil. El control sobre recursos naturales clave y empresas estatales otorga a la familia real saudita una posición económica privilegiada y menos susceptible a las variaciones del mercado.
Con un patrimonio que trasciende generaciones y una influencia económica y política global, la Casa de Saud sigue siendo un actor clave en el escenario mundial. Su capacidad para adaptarse y diversificar sus inversiones asegura que continúen marcando el ritmo del desarrollo global en los próximos años.
