Las rigurosas políticas migratorias aplicadas durante el segundo mandato de Trump impactaron de manera significativa a los inmigrantes originarios de estos países.
Los inmigrantes que viven en el Área de la Bahía y proceden de países como Guatemala, México, Honduras, así como de otras regiones de Centro y Sudamérica, enfrentan significativos obstáculos debido a las recientes y estrictas políticas migratorias. De acuerdo con datos del Censo de Estados Unidos, estos grupos han encontrado dificultades para acceder al proceso de naturalización, lo que aumenta su vulnerabilidad ante las nuevas normativas implementadas.
Con el regreso de medidas migratorias más duras impulsadas por la administración de Donald Trump, muchos inmigrantes en la región están optando por buscar la ciudadanía como una forma de protección. Sin embargo, no todos pueden acceder a ella. Los obstáculos incluyen:
Según el experto legal Bill Hing, estas políticas apuntan principalmente a grupos específicos por su perfil racial y país de origen. Por ello, muchos inmigrantes que antes no consideraban la ciudadanía, ahora ven en ella un escudo frente al clima político adverso.
Según San Francisco Chronicle, a nivel nacional, la migración vuelve a ser un tema central y polarizante. Durante el primer mandato de Trump, las solicitudes de ciudadanía aumentaron considerablemente, y se espera un patrón similar ante el actual endurecimiento de políticas.
La represión migratoria no se limita a quienes están sin documentos. Incluso residentes legales muestran temor ante posibles redadas o políticas cambiantes. De hecho, una encuesta de la Kaiser Family Foundation reveló que uno de cada cuatro inmigrantes legalmente establecidos teme por su seguridad migratoria o la de un familiar cercano.
El contexto en los países de origen también influye. Por ejemplo, la tensión política en Taiwán o el pasado activismo en la comunidad china motivaron a muchos a naturalizarse. En contraste, inmigrantes de países más estables o con posibilidades de regresar, como Japón o Australia, pueden no sentir la misma urgencia.
El sentimiento antiinmigrante, lejos de disuadir a los extranjeros, parece estar empujando a muchos a buscar la ciudadanía como una forma de protección. Tal como ocurrió en California tras la Proposición 187 en los años 90, el temor puede traducirse en acción: más inmigrantes listos para convertirse en ciudadanos estadounidenses.