Lucky Lilly, de 24 años, fue detenido tras una persecución en un Walmart de Pensacola, acusado de robo de vehículo y varios cargos por robos y fraudes.
Según informa WEAR-TV, los hechos que llevaron a su arresto comenzaron el 14 de julio, cuando Lilly se apoderó del vehículo de una mujer, llevándose más de 100 dólares en efectivo y varias tarjetas. Luego, usó la tarjeta de débito robada para hacer compras fraudulentas. El último robo ocurrió el sábado pasado, cuando Lilly volvió a sustraer otro vehículo junto con varios objetos de valor.
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Las autoridades de Estados Unidos, después de identificarlo como sospechoso, lo localizaron en el Walmart de Mobile Highway, donde comenzó una persecución que terminó con su arresto dentro de la tienda.
El último domingo, Lucky Lilly fue detenido y ahora se enfrenta a más de siete cargos, entre los que se incluyen:
Según el informe del arresto, el primer robo ocurrió el 14 de julio, cuando Lilly sustrajo el vehículo de una mujer, además de dinero en efectivo y tarjetas de crédito. Este acto delictivo fue seguido por varias compras fraudulentas en gasolineras utilizando la tarjeta de débito robada.
El segundo robo se registró el sábado anterior al arresto, cuando Lilly presuntamente robó el vehículo de otra mujer, llevándose también una cámara, un iPhone y tarjetas de débito y crédito. Las autoridades informaron que Lilly realizó transacciones fraudulentas por más de US$100 en el Walmart de Mobile Highway, lo que llevó a una investigación más profunda sobre sus actividades delictivas.
El día de su arresto, Lilly fue señalado como sospechoso de varios robos de vehículos. Cuando entró al Walmart, se activaron los protocolos para su detención. Un video de seguridad lo mostró cambiándose de ropa y saliendo sin pagar. Al intentar capturarlo, Lilly intentó huir, lo que desató una persecución que terminó dentro de la tienda.
Durante la persecución, Lilly atropelló a un cliente y, una vez detenido, vomitó dentro de la tienda. Actualmente, se encuentra en la cárcel del condado de Escambia, con una fianza fijada en 59.000 dólares. Este caso ha suscitado un debate sobre la seguridad en los comercios y la necesidad de medidas más efectivas para prevenir robos y fraudes en la región.