Estados Unidos interceptó un segundo buque petrolero en aguas internacionales cerca de Venezuela, desatando fuertes reacciones diplomáticas.
Una nueva operación marítima ejecutada por Estados Unidos volvió a tensar la relación con Venezuela. Este sábado, fuerzas estadounidenses interceptaron un buque tanquero en aguas internacionales del Caribe, poco después de que zarpara desde un puerto venezolano, según confirmaron fuentes oficiales de seguridad.
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La acción fue coordinada por el Departamento de Seguridad Nacional y representa la segunda incautación de este tipo en menos de un mes, en medio de un endurecimiento de la política de Washington contra el comercio petrolero venezolano. La medida ocurre días después de que el presidente Donald Trump anunciara su intención de imponer un “bloqueo” a embarcaciones vinculadas con crudo sancionado.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, difundió imágenes del procedimiento a través de la red social X. En el material audiovisual se observa el despliegue de helicópteros y personal táctico sobre la cubierta del tanquero, identificado con el nombre Centuries.
Noem afirmó que la operación se llevó a cabo antes del amanecer del 20 de diciembre, con apoyo del Departamento de Defensa y bajo liderazgo de la Guardia Costera de Estados Unidos. En su mensaje, aseguró que Washington seguirá persiguiendo el traslado de petróleo sancionado que, según EE. UU., sirve para financiar redes criminales en la región.
Desde Caracas, la respuesta fue inmediata. El gobierno venezolano, a través de su vicepresidenta Delcy Rodríguez, calificó la incautación como un “acto de piratería” y denunció el supuesto secuestro del buque y la tripulación. Además, advirtió que el caso será llevado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y otros foros internacionales.
De acuerdo con registros marítimos, el Centuries navega bajo bandera de Panamá y fue construido en 2001. Hasta el momento, no se han difundido detalles oficiales sobre el paradero de los tripulantes ni sobre el destino final de la embarcación.
La interceptación se produce en un contexto de mayor presencia militar estadounidense en el Mar Caribe, una estrategia que ha generado cuestionamientos dentro del Congreso de EE. UU. por operaciones previas contra embarcaciones sospechosas de tráfico ilícito. Legisladores han pedido explicaciones ante la falta de pruebas públicas sobre algunos de esos operativos.
Washington acusa al presidente venezolano Nicolás Maduro de liderar estructuras criminales vinculadas al narcotráfico, señalamientos que Caracas rechaza de forma categórica. Mientras tanto, el petróleo continúa siendo el principal sostén económico de Venezuela, país que posee una de las mayores reservas probadas de crudo del mundo.
La Casa Blanca no ha emitido comentarios adicionales sobre este último abordaje, aunque medios internacionales como la BBC informaron que solicitaron una reacción oficial. La incautación refuerza la línea dura anunciada por la administración Trump contra la llamada “flota fantasma”, utilizada según EE. UU. para evadir sanciones y exportar petróleo venezolano de forma clandestina.
El endurecimiento de las acciones marítimas responde a la estrategia de Washington para frenar la llamada “flota fantasma”, acusada de transportar crudo venezolano de forma clandestina para evadir sanciones internacionales.
Este nuevo abordaje refuerza la advertencia de Estados Unidos sobre un mayor control naval en la región, una política que podría generar nuevas tensiones diplomáticas y comerciales en las próximas semanas.