José Carlos GilesEditor Líbero
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. El Génesis de Diego Armando Maradona. Mundial de México. El Azteca. Rebosante. Domingo 22 de junio de 1986. Argentina y sus pibes. La realeza inglesa y sus colonias. América contra Europa. El Tercer Mundo y sus sufridos versus el statu quo del Primer Mundo.
Ese día, soleado, petrificado en la memoria, nació la divinidad por Dieguito. No hubo un antes ni un después. Por más goles y gambetas en Argentinos, Boca, Barcelona y Nápoli; aquella tarde, “Maradó” se volvió leyenda. Ídolo. Todos queríamos ser como él, y dibujar la jugada “Maradoniana”.En el silencio se escuchaban voces. “Vengaron a sus hermanos muertos en Las Malvinas”. Nadie lo decía, pero todos lo pensaban.Cuartos de final. La Argentina de Carlos Salvador Bilardo, con un esquema creado en un laboratorio casero, venció por 2-1 a los duros de Bobby Robson y se metió a la semifinal.Desde el primer minuto, Diego intentó llevarse a medio equipo inglés, pero lo pararon a patadas. Lo reventaron, hasta que al minuto 51 aprovechó una crisis en el área de Shilton y anotó con la mano. La mano de Dios.“Cuando vi que la pelota iba para arriba, para arriba... Digo, no la alcanzo nunca: ‘¡por favor bajá, bajá por favor!’ Ahí se me ocurrió una idea, meter la mano y meter la cabeza. Y claro, cuando yo caigo, Shilton no entendía dónde estaba la pelota y yo miro así, y la pelota está en la red. Y empiezo a gritar, ‘¡gol, gol’”, confesó Diego.“El boludo de Checho me dice: ‘pero lo hiciste con la mano’. ‘¡Callate la boca boludo y abrazame!’. Y ahí me empezaron a abrazar todos. Valdano me dice: ‘no me digas que fue con la mano, a mí me tenés que decir’. Y digo, ‘después te cuento Valdano, ¡dejate de hinchar las pelotas!’. Lo hice con la cabeza de Maradona, pero con la mano de Dios”, dijo.En el minuto 55, Diego nos regaló el gol del siglo, el gol más lindo de la historia. Arrancó en su cancha y se sacó de encima a Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, Fenwick y al arquero Shilton. Una verdadera obra de arte. Lineker descontó a los 81’, pero el 2-1 y lo divino fue como un regalo del Creador.