Hay un Messi jugando para el Barcelona y otro, para Argentina. Son las mismas personas, pero muy diferentes. En Cataluña es “D10s” y en su país, está “maldito”. En un lado hace goles maravillosos; y en el otro, no le sale ni una. ¿Por qué? La pregunta se viene repitiendo hace años. Acá buscamos respuestas.
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Messi, a sus 29 años, lo ha ganado todo, desde Ligas (8) a Champions (4), pasando por el Mundial de Clubes (3) y la Supercopa de Europa (3). Con la camiseta de los culés registra 501 “pepas” en 594 partidos, con un promedio de gol de 0,84. Es, sencillamente, de otro planeta.
Pero ese ser divino, oscurece con la “sele” adulta de Argentina, donde no ha levantado ningún trofeo. Solo se proclamó campeón del Mundial sub 20 en 2005 y ganó el oro olímpico. En goles, suma 57 en 116 partidos. Y si bien es el goleador histórico de su “sele”, su promedio alcanza apenas el 0,4.
Todo esto tiene diversas explicaciones. Una de ellas es que en la albiceleste tiene muchas más responsabilidades. Todo el juego del equipo pasa por sus pies. Además, ningún técnico supo sacarle provecho y lo han utilizado en diversos puestos.
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En el Barza siempre tiene a quien tocársela, hay una manera definida de jugar. Además, allá no lo critican ni lo presionan. El “10” está en deuda y lo sabe. Pero aún está a tiempo. Si quiere ser ídolo en Argentina como lo es en su país, este es el momento.
EL DATO
La prensa catalana lo ama. Todos los fines de semana es figura. Lo llaman “Santo” y el amo del Barza.