Esta parece ser una crónica de Gabriel García Márquez narrada en uno de sus fantasiosos libros, pero no, es real. El protagonista es un conocido nuestro, el técnico Sergio Markarián. Y la historia fue contada hace algunos años por el periodista Daniel Peredo.
“Copa Libertadores de 1994. Universitario viajó a Guayaquil para enfrentar a Barcelona y Emelec. El preparador físico Mario Mendaña planificó la concentración, alimentación y entrenamientos, y entregó el programa a la delegación. Todo estaba previsto, pero el técnico Sergio Markarián cambió de planes”.–No vamos a cenar en el hotel.–¿Por qué?, todo está listo, retrucó Mendaña.–Estoy seguro de que nos quieren envenenar, reserven el mejor restaurante de Guayaquil para ir, enfatizó Markarián.Los directivos hicieron caso y separaron una cena para el plantel en un restaurante cercano. Cuando estaban por salir, otra vez el DT dio marcha atrás.–Han hecho reserva para 30 personas, se van a dar cuenta de que es un equipo de fútbol, que somos nosotros, será más fácil para envenenarnos. Formemos grupos de cinco y vayamos en taxi a diferentes lugares, señaló el estratega uruguayo.Markarián organizó a los jugadores y cenaron en distintas zonas de Guayaquil. El partido terminó 0-0 con Barcelona y clasificaron a la siguiente fase.De regreso a Lima, el gerente Antonio García Pye recibió una llamada de madrugada. Era Markarián, quien se sentía mal. El dirigente lo llevó de urgencia a la clínica Tezza. El “Mago” tenía malestar estomacal, vómitos y escalofríos. Todos los síntomas de una intoxicación.–Ya ves, Antonio, en Ecuador le pusieron algo a la comida.–Pero si todos cenamos lo mismo y ya pasaron algunos días. El diagnóstico médico fue una descompensación por estrés. Aunque don Sergio estaba seguro de que lo quisieron envenenar.