Miles de aficionados buscan la salida del Estadio Nacional, pero las puertas están cerradas porque el partido todavía no había concluido. La exaltación genera que muchos se aplasten unos a otros y otros se asfixien por el gas de las bombas. La policía tarda horas en controlar la situación y para cuando lo logra, ya hay más de cuatrocientos muertos, casi el 90% fallece por asfixia. El hecho desemboca en una histeria en toda la ciudad. Bandas de jóvenes se la emprenden volcando automóviles y quemando comercios. NO TE LO PIERDAS: Perú ya tiene su primera baja para enfrentar a El SalvadorDebido a los lamentables incidentes, el presidente Fernando Belaúnde Terry declara una semana de luto nacional y decide que el Estado se haga cargo de los entierros de las víctimas.
EL DATO:El comandante de la policía Jorge de Azambuja fue considerado culpable de la tragedia. "Yo ordené lanzar bombas lacrimógenas a las tribunas. No puedo precisar cuántas. Nunca imaginé las nefastas consecuencias", admitió.