Suena el pitazo final de Wilmar Roldán y las miradas de 30 millones de peruanos apuntan a Renato Tapia. Él no sabe si llorar o reír. Solo mira a las tribunas, a sus compañeros, al comando técnico, y ve que todos festejan. Sabe que estamos felices y él fue el héroe nacional.
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El volante, hay que decirlo, no llegaba de la mejor forma al encuentro ante Ecuador. No tuvo ritmo en su club, el Feyenoord de Holanda por un tema de salud y se notó en la cancha su falta de ritmo. Sufrió para controlar a los “trenes” ecuatorianos.
La hinchada puteaba gritando y masacrando en el teclado, pero el “Tigre” confiaba en él. No lo movió. Lo dejó en la cancha y a los 60 minutos de juego el DT de la blanquirroja le jaló las orejas al “Cabezón”.
Instó al volante a dejar de dar pases displicentes y caminar en la cancha y “enchufarse”. Claramente se lo dijo con palabras más adornadas y Renato entendió.
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Tapia se puso “diablo”, se echó a jugar y avisó con un remate desde larga distancia. Fue entonces que decidió pisar más el área rival y a los 77 minutos, luego de que Ruidíaz forzó la salida del arquero “Tricolor”, Tapia se encuentra con el balón en la media luna, la acomoda con mucha clase, y la manda a guardar. ¡GOLAZO!
EL DATO
Se portaron mal. Alrededor de 50 personas quedaron detenidas en la comisaría de Petit Thouars por robar entradas en la previa del partido. Además, se encontraron boletos falsos para el cotejo.