En Matute solo recordarán sus elegantes trajes Versace, Dolce Gabbana y su verbo florido. Tras nueve meses de indecisiones por encontrar un once que sea protagonista y con un perfil de juego definido, Roberto Mosquera dejó de ser entrenador de Alianza Lima.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Sporting Cristal goleó 3-0 a Juan Aurich y se consolida en el primer lugar del acumulado | VIDEO
El DT cedió ante la presión de los hinchas y la irregular campaña en la Liguilla. El 1-1 ante los “churres” en Matute -resultado que los reubicó en la sexta posición- terminó por despertar la hepática reacción de los barristas.
La noche del último domingo, un grupo de hinchas hostigaron al entrenador en su domicilio de Surco. ¿El propósito? Amedrentarlo para que renuncie, cometido logrado horas después tras una reunión de urgencia con la Administración de Alianza Lima .
La decisión premiliar de Roberto Mosquera era respetar a toda costa su acuerdo con los íntimos hasta fines del 2016; sin embargo, el peligro de exponer la integridad de su familia obligó a irse por la puerta falsa.
NO TE LO PIERDAS: Champions League: Real Madrid, Borussia Dortmund, Barcelona y Bayern Múnich son plato fuerte en segunda fecha
Además la cláusula de rescisión de su contrato era muy elevada, pero la presión de los barristas y los pobres resultados durante su estadía en Alianza terminaron por condenarlo. Su renuncia o salida era una bomba de tiempo. Los números mandan, más en un “grande”. Mosquera dejó a Alianza en peligro de un nuevo fracaso.
Los puntos de quiebre de Roberto Mosquera:
Sin once. Roberto Mosquera nunca encontró un once base dentro del universo de veinticinco futbolistas.
Cero afinidad. El entrenador no gozó de buena química con la totalidad del plantel íntimo. Solo lo pasaban.
Irregularidad. En lo futbolístico, el DT no fue protagonista con Alianza. Lo dejó fuera de los cuatro primeros.