La reciente normativa en Florida pretende lograr un equilibrio más adecuado entre la supervisión requerida y la autonomía en el desarrollo de los niños.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha dado luz verde a un conjunto de leyes que impactarán significativamente la vida diaria de los ciudadanos en el estado. Una de las más relevantes es la ley del Senado 1286, que modifica la definición de daño y negligencia en relación con menores, lo que permitirá a los niños participar en ciertas actividades sin la necesidad de supervisión constante.
La nueva ley sobre 'Daños o negligencia infantil', promovida por las senadoras Erin Grall y Rosalind Sharief, plantea que no toda actividad que realice un menor debe verse automáticamente como peligrosa. Lo importante es valorar si el niño enfrenta un riesgo real o si el adulto responsable actuó de forma imprudente.
Las actividades como caminar a la escuela, andar en bicicleta o quedarse solo por un tiempo razonable no serán consideradas delitos, siempre que el menor tenga la madurez suficiente para enfrentar imprevistos.
La Senate Bill 1286 fue aprobada por unanimidad, con 36 votos en el Senado y 116 en la Cámara de Representantes, y firmada por el gobernador Ron DeSantis. Con esta medida, Florida busca redefinir el límite entre la supervisión necesaria y la crianza con independencia, permitiendo que los menores desarrollen habilidades de autonomía en un entorno seguro.
La ley Senate Bill 1286 cambia cómo se manejan los casos de dependencia y derecho familiar en Florida, al actualizar la definición de “daño” en el artículo 39.01. Ahora se toma en cuenta si el menor tiene la capacidad de enfrentar situaciones físicas o emocionales por sí mismo. La negligencia solo se considerará cuando se demuestre que el cuidador actuó de forma irresponsable. El objetivo es evitar intervenciones innecesarias en casos en los que los menores son capaces de actuar por su cuenta.
El artículo 827.03 establece un nuevo enfoque para definir la negligencia criminal. Ahora, se requiere que el cuidador haya dejado de forma intencional de proporcionar los cuidados básicos necesarios. La ley hace una diferencia entre una conducta criminal y una crianza responsable, permitiendo que los niños puedan realizar ciertas actividades por sí mismos sin que eso implique un delito para los padres o cuidadores.
La ley también reconoce que algunos padres pueden rechazar tratamientos médicos para sus hijos por razones religiosas. Aunque estas situaciones deben revisarse cuidadosamente, no se consideran automáticamente negligencia.
Aun así, si la salud del menor está en peligro, un tribunal puede autorizar que se realice el tratamiento necesario. De esta manera, el Estado puede actuar para proteger al niño sin castigar las creencias de la familia.
La ley continúa considerando como formas de daño a los niños las siguientes situaciones: