Esta es la situación actual tras el acuerdo de paz firmado por Trump, Ruanda y la RDC, mientras nuevos combates cuestionan la viabilidad del pacto.
El presidente Donald Trump firmó un inesperado acuerdo de paz con los líderes de Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC), pese a que en el este congoleño continúan combates que ponen en duda la estabilidad del pacto. La firma tuvo lugar en Washington, donde Trump afirmó que su administración también aseguró convenios sobre minerales críticos, recurso clave para tecnologías modernas.
Sin embargo, mientras las imágenes de la ceremonia recorrían el mundo, diversas zonas de la RDC, especialmente en Kivu del Sur y Kivu del Norte, amanecieron bajo fuego cruzado. El avance del grupo armado M23, señalado por la ONU de recibir apoyo ruandés, ha intensificado un conflicto que lleva décadas. Para los líderes africanos, el acuerdo representa un "inicio", pero no una garantía.
Aunque Trump aseguró que el pacto "será un milagro", los presidentes Paul Kagame (Ruanda) y Félix Tshisekedi (RDC) reconocieron que el camino estará lleno de tensiones. En el terreno, el M23 ha tomado ciudades estratégicas y se ha enfrentado con fuerzas de Kinshasa, dejando decenas de muertos y desplazados en los últimos días.
Trump firma un acuerdo de paz con Ruanda y la RDC en medio de nuevos combates.
La situación se volvió aún más crítica cuando se reportaron bombardeos, disparos y explosiones cerca de Kamanyola, Kaziba y el puesto fronterizo de Bugarama. Testigos locales describieron casas destruidas, civiles atrapados y un incremento de refuerzos del M23, incluyendo vehículos blindados. Esta ofensiva amenaza con rodear Uvira, una de las últimas ciudades bajo control del gobierno en Kivu del Sur.
Más allá de la paz, Trump enfatizó que el acuerdo abre la puerta a la extracción de tierras raras y otros minerales estratégicos que se encuentran en abundancia en la RDC. El presidente ha impulsado una serie de convenios similares en distintos países, buscando asegurar el suministro estadounidense de materiales esenciales para baterías y dispositivos tecnológicos.
El pacto también se produce mientras Washington negocia con ambos países cuestiones vinculadas a la política migratoria, en medio de una amplia campaña de deportación que impulsa la administración Trump. Ruanda y la RDC están bajo presión para aceptar a inmigrantes expulsados de Estados Unidos, lo que añade otra capa de complejidad política al acuerdo.