Un ciudadano estadounidense fue detenido en Chicago por agentes migratorios que usaron reconocimiento facial para verificar su estatus.
Jesús Gutiérrez, un joven de 23 años y ciudadano estadounidense, regresaba a casa desde un gimnasio en Chicago cuando fue interceptado por agentes federales de inmigración. Sin orden judicial ni explicación clara, fue interrogado, esposado y retenido mientras los oficiales intentaban confirmar su estatus migratorio.
El episodio, relatado por el propio Gutiérrez al medio Reveal, expone el uso creciente de tecnología de reconocimiento facial por parte de ICE y CBP en calles de Estados Unidos, una práctica que ha encendido alarmas entre defensores de los derechos civiles.
Según su testimonio, los agentes le exigieron identificación que no llevaba consigo. Aunque aseguró ser ciudadano estadounidense, fue subido a una camioneta y esposado. Ante la falta de documentos físicos, los oficiales recurrieron a un método alternativo: le tomaron una fotografía del rostro para analizarla mediante una aplicación oficial.
Agentes de ICE utilizan tecnología de reconocimiento facial durante operativos en Chicago.
Minutos después, los agentes confirmaron que Gutiérrez "tenía papeles" y lo liberaron tras conducirlo durante casi una hora. El joven aseguró que durante días evitó salir de casa y le dijo a su familia que había sido "secuestrado". No hubo cargos ni disculpas formales.
La aplicación utilizada, denominada Mobile Fortify, permite a agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) escanear rostros y contrastarlos con múltiples bases de datos del gobierno estadounidense, incluidos registros del FBI. De acuerdo con documentos internos obtenidos por 404 Media, el sistema compara las imágenes con una base de hasta 200 millones de fotografías. Aunque el Departamento de Seguridad Nacional sostiene que esta herramienta es necesaria para las labores migratorias, los propios documentos oficiales reconocen que puede ser utilizada contra ciudadanos estadounidenses, como ocurrió en este caso.
Organizaciones defensoras de los derechos civiles, como la ACLU, han advertido que esta tecnología es intrusiva, propensa a errores y susceptible de un uso discriminatorio. “Es una violación flagrante de derechos e incompatible con una sociedad libre”, afirmó Nathan Freed Wessler, subdirector del Proyecto de Privacidad y Tecnología de la ACLU, quien exigió el cese inmediato del uso de Mobile Fortify en espacios públicos.