No camina refunfuñando ni mostrándole los dientes de Drácula a nadie, como tantos que pasaron como estrellas fugaces por Alianza Lima, al contrario, Tomás Costa es un tipo sereno, pausado, de conceptos diáfanos, del estilo Pablo Bengoechea.
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“Lo mío es el orden, jugar con el compañero, dar el último pase a los delanteros. La tenencia de la pelota te ordena y te da la posibilidad de mostrarse como un equipo compacto. La mayoría aquí piensa como yo y eso es bueno”.
El resumen del exPeñarol -calificado en sus inicios como un jugador elegante, técnico y combativo- denota el perfil de la versión aliancista 2018. “Los mayores hemos dicho que este año tenemos la responsabilidad de pelear todo, por ende, hay que producir a la altura de un club grande como Alianza Lima”. Por ahora conocemos un poco más de Costa, luego tocará calificarlo en las pruebas, en las exigencias, cuando las papas quemen.