Quizá se trate del reto que le demanda una sobredosis de pasión, incluso por encima de lo que vivió a doscientas pulsaciones en los rimbombantes Independiente de Avellaneda (2007-2008) y Cerro Porteño (2008-2010).
Pedro Antonio Troglio dirige hasta con las cejas. Corre entre un mar de piernas con tal de tomar del brazo a quien no se mueve como un reloj suizo. Habla, grita, presiona su frente con el dedo medio, respira... y regresa a la lucha.
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El subcampeón mundial en Italia 90 debutará como timonel de la “U” en el clásico con Alianza Lima del 15 de abril en el Monumental y ha transformado su sueño en el objetivo que hoy no lo dejaba dormir. Ganar (¡jugando bien!) será como su trampolín.
Digamos que su tarjeta de crédito. Para ello urge de una columna vertebral que fortalezca al equipo que tendrá la misión de lograr los tres puntos.
Juan Vargas ha moldeado no solo su cuerpo sino también su actitud; Aldo Corzo entiende que tirándose de cara saldrá algún día en hombros; el “Mudo” Rodríguez habla cuando las papas queman, adentro, con el diablo presente; el venezolano Figuera debe proponer algo más que la punta de su zapato sobre la nuca del rival; los panameños Tejada y Quintero son dos monedas de alto valor, capaces de romper esquemas.
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Troglio ha reseteado el chip de su columna. Los trabaja. Los fortalece. El clásico asoma y hay que ganarlo para vivir como perro con dos colas.
EL DATO
El veneco Arquímedes Figuera tiene el perfil del volante aguerrido que Troglio busca como aguja en el pajar.