Antes del Gran Toreno de la Fuerza en Dragon Ball Super, los hermanos gemelos, Bills y champa, habían organizado uno sin el permiso del poderoso Zeno-sama. Ellos, a los largos de los siglos, competían por saber qué universo era mejor, las competencias era por la comida, por los paisajes, por los objetos sagrados, pero no fue hasta conocer a Gokú que les ocurrió hacer una de artes marciales.
Whis se había dado cuenta del plan que llevaba entre manos 'El dios de la destrucción' para poder ganar el Torneo de lucha que había organizado junto a su hermano gemelo, Champa. Al darse cuenta de esto, la deidad le pidió que no dijera nada hasta, por lo menos, se acabe la competencia.
La deidad presenta a Monaka como el ser más poderoso con el que ha peleado, como es de imaginarse el saiyajin quiere pelear con él pero, Bills le dice que no. Tal como lo había previsto, nuestro protagonista se puso a entrenar para superar el poder del repartidor. La suerte parecía sonreírle al dios, sin embargo no contó que Whis se diera cuenta.
La mano derecha de Bill, fiel a su estilo, bromea sobre el poder de Monaka, por lo que casi es descubierto por el saiyajin, que buscaba hablar con el repartidor. Mientras tanto, la deidad inventaba mil y n excusas para que el delgado peleador no participe, pues contaba que Gokú y Vegeta se hagan cargo de todo. Finalmente, el universo 7 se lleva la victoria del corto Torneo.
El ganador de esta contienda, además de llevarse las esferas del dragón que Champa había sustraído del Universo 7, se llevaba el honor. Bills daba por hecho tener a Vegeta y Gokú en su equipo, pero como conocía muy bien a este ultimo, sabía que si conocía a un tipo tan fuerte como la deidad, se esforzaría por entrenar. Es así que llama a Monaka, un enjuto repartidor del espacio, al que amenaza, sino hace lo que le pide.
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