Laura Buxton, la niña de 10 años, jamás pensó que un inocente juego le traería una buena amiga que era, prácticamente, igual que ella en casi todo.
Únete a nuestro canal de WhatsAppUn día cualquiera de 2001, Laura Buxton tuvo una idea loca: soltar un globo al cielo detallando su dirección. Inocente como es una niña de 10 años, pensó que esa sería una forma para conseguir alguien compatible con ella, pero lo que nunca imaginó es que la persona que recogió la esfera, no solo se llamaba igual que ella, sino que compartían el mismo estilo de vida.
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Todo sucedió en Blurton, Staffordshire (Reino Unido), mientras tenía lugar la celebración de los 50° aniversario de la boda de sus abuelos. La pequeña, con esa inocencia de tiempos previos a que Internet dominara el mundo, cogió un globo de helio, ató una nota incluyendo su nombre y dirección.
El objeto se elevó a los cielos viajando poco más de 200 kilómetros llegando hasta Milton Lilbourne y aterrizar en manos de Andy Rivers, un granjero de la localidad quien, al ver el nombre escrito, recordó que sus vecinos Peter y Eleanor tenían una hija con el mismo nombre.
Esta seria la primera de muchas coincidencias, pues ambas Laura vivían a 3 horas de distancia y, no, no eran parientes.
Pasaron unos días para que su tocaya se pusiera en contacto con ella vía telefónica. Al conversar se dieron cuenta que no solo tenían 10 años, también eran hijas únicas, que cursaban el quinto de primaria y, lo más jalado de los pelos, que tenían por mascotas labradores negros de tres años, una cobaya y un conejo cada una.
Al enterarse esta extraña como fortuita coincidencia, los padres de las dos Laura decidieron pactar un encuentro para que se conocieran en vivo y en directo, pero esto resultó en un vendaval de coincidencias que, estadísticamente hablando, son casi imposibles, pues ambas se presentaron vestidas casi calcada una de la otra: cabello rubio atado en cola, jeans, jersey rosa, el color de ojos casi idénticos y, la cereza del pastel, la misma estatura.
La historia de las dos Laura Buxton no concluyó aquí, pues tras el primer encuentro descubrieron que tenían más cosas en común de lo que se veía exteriormente, cultivando una hermosa amistad que se ha mantenido hasta edad adulta.
De hecho, otra pasión que ambas comparten es la natación, al punto que la llegaron a practicar de forma competitiva durante su época de universidad.