Se dice que desde que entró en funcionamiento se siente una presencia sobrenatural que, supuestamente, llevaría a las personas a aventarse por el acantilado.
Únete a nuestro canal de WhatsAppSudamérica es una tierra misteriosa que oculta muchos episodios poco conocidos y en Colombia se encuentra el considerado hotel más embrujado de este sureño continente, el cual en la actualidad está completamente abandonado por lo que muchos aseguran se debe a una maldición que nadie puede explicar, como a diversos sucesos de espanto.
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Nos referimos al Hotel del Salto de Tequendama, ubicado a una hora de Bogotá y desde su apertura habría estado marcado por la tragedia, pues no pocos huéspedes del mismo utilizaron el acantilado al cual conduce esta estructura para aventarse cometiendo suicidio.
Y, no solo eso, pues existen una serie de historias de turistas que relatan haber sido testigos y víctimas de experiencias paranormales de los más perturbadoras, pero muchos se preguntan si es que este y otros relatos son ciertos o se trata tan solo una serie de mitos impulsados por el paso de los años.
Y es que el Hotel del Salto de Tequendama fue levantado, precisamente, sobre un precipicio al borde de las cascada de Tequendama lo que le da una vista maravillosa, sobre todo porque se eleva a 180 metros de altura en la sabana.
Sus puertas abrieron en 1923 y fue pensado para ser la parada ideal de descanso para los bogotanos. En su momento se llamó El Castillo de Bochica, pero el proyecto inicial comprendía la construcción de vías férreas de la línea sur de ferrocarril hasta el Salto debido a la gran afluencia de turistas, encargado por el presidente de entonces, el General Pedro Nel Ospina (1922-1927).
La construcción del hotel, inicialmente, estaba pensada como la estación del ferrocarril con vista hacia la catarata, siendo levantada de 1923 hasta 1927, con la estación funcionando como tal hasta la mitad del siglo XX, para luego ser empleada como hotel y restaurante.
Pronto, destacó por su arquitectura elegante que se percibe desde su fachada, por lo que se convirtió en uno de los lugares predilectos de las clases altas de Bogotá quienes aprovecharon los 5 niveles de la misma.
Sin embargo, en 1980 el hotel cerró sus puertas para siempre ¿Por qué? no se debió a hechos paranormales, sino producto de la latente contaminación del río Bogotá, a lo que debe sumarse que el último propietario, debido a temas personales no especificados, dejó Colombia, optando por cerrarlo definitivamente.
Al quedar en el completo abandono, el Hotel del Salto de Tequendama comenzó a experimentar un acelerado deterioro que conllevó al colapso de techos, así como a la completa desaparición de varios pisos.
El mito nos cuenta que desde sus primeros años de funcionamiento, incluso como estación de tren, muchas personas usaron su vista al acantilado para lanzarse hacia el vacío, además de no pocas personas despechadas de amor que no vieron mejor opción que el suicidio, teniendo a las cataratas como la última vista de sus vidas.
De hecho, otras versiones populares aseguran que las instalaciones del hotel fueron usadas de forma regular para realizar rituales de brujería y magia negra, y que esta sería la verdadera razón detrás de su cierre como de la fuga de Colombia de su último propietario.
Asimismo, que las almas de los suicidas vagaban por los pasillos del hotel y que sus cuerpos desmembrados descansan en las aguas del río Bogotá, entre las cuales se asegura que la primera víctima del precipicio fue una monja que sufrió un volcamiento de su vehículo en la que perdió la cabeza.
Sumado a esto, muchos afirman que existe una fuerza sobrenatural inexplicable que llevaría a estas personas a aventarse, teniendo el mismo efecto sobre aquellos que acuden al lugar sin la intención de quitarse la vida, sucumbiendo a esta persuasión paranormal.
Ante esto, en declaraciones para el diario argentino La Nación, la directora de la Fundación GEP, María Victoria Blanco Castañeda, quien también propietaria de la Casa Museo Tequendama, aclaró:
"Son solo leyendas asociadas al abandono de más de 30 años. No hubo suicidios desde allí, pues físicamente desde la casa no se accede directamente al abismo. Las historias de muertes son desde la catarata y corresponde, especialmente, al siglo XIX. Se atribuyen a que no había edificios altos para hacer efectivo el propósito suicida. Y sobre lo que vean los turistas, pues cada quien inventa lo que quiere, pero en más de 20 años de estar allí nunca hemos visto nada", sentenció.