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De América Latina a EE. UU.: cómo El Mayo Zambada representa a los cárteles frente a las pandillas gringas

Mientras "El Mayo" Zambada encabezó uno de los cárteles más poderosos de México, en Estados Unidos el narcotráfico queda en manos de pandillas fragmentadas.

Los cárteles latinoamericanos sobre las pandillas estadounidenses.
Los cárteles latinoamericanos sobre las pandillas estadounidenses. | Composición: Líbero/Gabriela Zevallos

La figura de Ismael "El Mayo" Zambada es sinónimo de los grandes cárteles de drogas en América Latina, particularmente en México, donde su influencia y poder marcaron una era en el narcotráfico internacional. Durante décadas, su organización controló rutas, mercados y ejerció violencia paramilitar, consolidándose como una estructura criminal de enorme escala y alcance. Sin embargo, al cruzar la frontera hacia Estados Unidos, el panorama cambia radicalmente: el narcotráfico es manejado por pandillas y grupos locales con una dinámica muy distinta.

Esta diferencia entre los cárteles latinoamericanos y las pandillas estadounidenses no solo reside en la estructura y el poder, sino también en la forma en que operan y se relacionan con el Estado y la sociedad. Mientras El Mayo Zambada representa el modelo clásico de cartel con control territorial, fuerza paramilitar y una red transnacional, las pandillas gringas actúan de manera fragmentada y local, sin el mismo nivel de organización ni violencia institucionalizada.

El poder y la estructura de los cárteles latinoamericanos

Los cárteles de drogas en América Latina, como el liderado por El Mayo Zambada, funcionan como verdaderas organizaciones paramilitares. Su poder va más allá del tráfico de estupefacientes; ejercen control territorial, corrompen autoridades y emplean violencia extrema para mantener su dominio. Este modelo ha sido ampliamente documentado y es la base de la narrativa internacional sobre el narcotráfico en México y Colombia.

Cárteles latinoamericanos

Los cárteles de drogas en América Latina, como el liderado por El Mayo Zambada, funcionan como verdaderas organizaciones paramilitares.

Además, estos cárteles tienen una capacidad logística y financiera impresionante, con estructuras jerárquicas sólidas y vínculos transnacionales que les permiten controlar la producción, el transporte y la distribución a gran escala. En contraste con otros actores criminales, estos grupos imponen precios, regulan mercados y usan el miedo como herramienta para asegurar su poder.

Las pandillas estadounidenses: fragmentación y dinámica local

En Estados Unidos, en cambio, las organizaciones dedicadas al narcotráfico se presentan mayormente como pandillas o clubes de motociclistas con estructuras descentralizadas. Grupos como MS-13, Hells Angels o Latin Kings manejan territorios fragmentados y operan más como redes locales de distribución que como cárteles integrados. Su violencia y poder no alcanzan la magnitud de los cárteles latinoamericanos, y no desafían el monopolio del Estado con la misma fuerza.

Estas pandillas suelen comprar la droga a granel a los cárteles que operan en México o Colombia, pero el transporte, la distribución y venta se hacen en territorio estadounidense bajo una lógica de mercado local. Esto implica una menor capacidad para corromper autoridades y controlar gobiernos, lo que limita su alcance y les impide convertirse en los cárteles que se ven en América Latina.

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