Después de estar dos meses fuera de casa, lo primero que hizo Rosa Valiente fue ir directo a la cocina de su abuela Rosa Cárpena. Extrañaba su sazón y pidió su plato favorito "Quiero mi arroz chaufa”, como también jugar con sus sobrinos y salir a pasear con sus amigas de su barrio.
Rosa se confesó ayer con el Popular, habló sobre el cuarto lugar en el Mundial, los personajes que los acompañaron, de Natalia Málaga y hasta de los apodos que tienen sus compañeras, e incluso el suyo propio.
¿Esperaban ser recibidas como heroínas tras el cuarto puesto en el Mundial?
No, no esperábamos ser recibidas por tanta gente, porque siempre cuando llegábamos de un torneo habían poquitas personas.
El recibimiento fue muy similar al de las “matadoras” en Seúl 88...
Algo nos había comentado Naty (Natalia Málaga). Fue muy lindo ver a todas esas personas recibiéndonos en el aeropuerto.
El Perú se emocionó bastante con ustedes...
Estoy contenta por lo hecho en el Mundial, pero a la vez me siento triste por no haber traído una medalla. De todas formas, el Perú se alegró por el cuarto puesto.
Haciendo un análisis, ¿qué pasó contra China?
Ese partido se nos fue por fallas de saques, fueron errores propios y no por méritos de China. Pienso que fue nuestro mejor partido en el Mundial, porque llegamos hasta el quinto set con un 23-21.
Después de perder con China, ¿ya no querían jugar con Brasil?
El equipo estaba bajoneado, yo me sentía mal por el partido anterior. Ya habíamos hablado antes del partido con Brasil, pero ya estaba, nos afectó mucho perder con China porque ya nos sentíamos dentro, en la final.
¿Crees que se confiaron?
Yo no me sentía ganadora, eran cuatro puntos de ventaja, pienso que fueron errores que nos costaron el partido. Pero estamos entre las cuatro mejores selecciones, y creo que el Perú también está alegre por esa posición.
Se dijo que Natalia Málaga había renunciado...
Hay gente que dice lo que quiere. Primero deben saber antes de hablar. Natalia va a seguir con nosotras, ya hablamos con ella y nos ha dicho que sí va a continuar con la selección.
¿Consideras exagerados sus gritos?
Para mí, es normal, nos dan muchos ánimos. Después de tanto tiempo, ya me acostumbré a sus llamadas de atención. A veces son necesarios sus gritos porque te hacen pensar y te despiertan en los partidos, pues a veces te quedas dormida.
¿Alguna anécdota que recuerdes en Tailandia?
Nosotras nos matábamos de risa con el “Tío Matraca”, nos vacilábamos con la “Tía Pipol”, eran un chiste. Siempre bromeábamos con las chicas y nadie se salvaba de las chapas. Por ejemplo, a Luciana del Valle le decimos “Gringasha”, a Andrea Urrutia, la “Pitu”, a mí me dicen “Rosita, pasita”.
Dicen que la comida en Tailandia es medio extraña...
Sí, me daba miedo comer allá, solo comía pollo, carne y eso, moría por mi arroz chaufa.
¿Qué hacían en sus ratos libres?
Nos metíamos a los cuartos y empezábamos a cantar y bailar como los grupos de pop de allá.
Con el vóley, asumo que no tienes tiempo para nada.
Así es, no tengo tiempo para nada, llego muy cansada y ni tengo tiempo para salir ni para enamorados. Solo pienso en terminar este año mi secundaria.