La revisión de visados y las nuevas políticas migratorias pueden afectar a estudiantes y al intercambio cultural y académico entre ambos países.
Tammy Bruce, la portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., informó que están revisando los visados de estudiantes chinos en el país y que esto podría derivar en la cancelación de algunos permisos próximamente. Esta decisión se da en medio de un aumento de las tensiones entre Washington y Pekín.
En una reciente rueda de prensa, Bruce enfatizó que el gobierno estadounidense toma muy en serio la cuestión de los visados, indicando que el proceso de verificación no es único y que se están revisando los permisos de los 277.000 estudiantes chinos que residen en el país. Esta declaración ha generado inquietud entre la comunidad estudiantil china en EE. UU.
El secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, también se pronunció sobre el tema, afirmando que se trabajará en conjunto con el Departamento de Seguridad Nacional para "revocar agresivamente" los visados de estudiantes chinos. Esta política se justifica bajo el argumento de la seguridad nacional, un aspecto que ha sido reiterado por Bruce en sus declaraciones.
El comunicado emitido por Rubio destaca que se revisarán los criterios de los visados para aumentar el escrutinio de futuras solicitudes provenientes de la República Popular de China y Hong Kong. Esta medida ha sido interpretada como un intento de priorizar la seguridad nacional sobre los intercambios académicos, lo que podría tener repercusiones significativas en la relación entre ambos países.
La respuesta del gobierno chino no se ha hecho esperar. Funcionarios de Pekín han calificado estas restricciones como "discriminatorias", lo que pone de manifiesto la tensión existente entre las dos naciones.
Expertos en relaciones internacionales advierten que esta decisión podría marcar un retroceso en las décadas de colaboración académica y cultural que han caracterizado las relaciones entre EE. UU. y China. La comunidad internacional estará atenta a cómo se desarrollan estos acontecimientos en los próximos meses.
La administración de Donald Trump ha puesto en la mira a varias universidades estadounidenses, acusándolas de ser progresistas o incluso antisemitas. Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del país, ha sido objeto de críticas, y se ha mencionado la posibilidad de limitar la matrícula de estudiantes extranjeros, aunque esta medida ha sido suspendida temporalmente por un tribunal.