Inmigrante venezolano rogó ir a isla en estado santuario para huir de ICE, pero igual fue entregado a la agencia federal
Nolveiro Vera Ordonez rogó no ser enviado con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Sin embargo, sus súplicas fueron en vano.
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En una escena digna de una película de suspenso, un inmigrante venezolano, tras ser detenido, rogó reiteradas veces ante una jueza ser enviado a Rikers Island, la notoria cárcel ubicada en una isla de Nueva York, con la esperanza de evitar ser capturado por agentes de inmigración.
No obstante, a pesar de su petición, su estrategia, tan desesperada como inusual, no funcionó: menos de tres semanas después, fue entregado a la agencia federal que intentaba evitar a toda costa. ¿Qué más se sabe sobre este triste desenlace para el inmigrante? En esta nota te contamos más al respecto.
¿Cómo se dio el arresto del inmigrante venezolano?
Según New York Post, el hombre, identificado como Nolveiro Vera Ordóñez, de 30 años, fue arrestado el 4 de junio por presuntamente robar una bicicleta en Manhattan. Mientras enfrentaba cargos menores de hurto y posesión de propiedad robada, cinco agentes de ICE con el rostro cubierto lo esperaban fuera de la sala del tribunal, listos para llevárselo.
Al ver el cerco que lo rodeaba, Ordóñez optó por una medida desesperada: pedir ir preso para no caer en manos de los federales.
¿Por qué Nolveiro Vera rogó ir a Rikers Island?
El abogado defensor de Ordóñez solicitó a la jueza Rachel Pauley que se le impusiera una fianza de $100, pese a que los cargos no calificaban para fianza bajo la reforma penal de Nueva York. Aun así, la jueza accedió a lo que calificó como una solicitud “muy inusual”, con la clara intención de enviar a Ordóñez a Rikers Island, una cárcel bajo jurisdicción local y en teoría protegida por las políticas del estado santuario.
La idea era simple: evitar que ICE lo interceptara inmediatamente tras la audiencia. Por un momento, el plan funcionó. Ordóñez fue encarcelado, y durante unos días logró eludir a los agentes federales que lo perseguían. Pero su alivio fue temporal.
El 23 de junio, tras pagar la fianza y antes de quedar en libertad, fue entregado al Departamento de Seguridad Nacional por orden federal, según confirmó el Departamento Correccional de la ciudad. Fuentes federales indicaron que, para entonces, ya estaba bajo custodia de los U.S. Marshals en Brooklyn, esperando ser trasladado a Texas.
La historia refleja la creciente tensión entre las promesas de protección de las ciudades santuario y las acciones concretas de las autoridades federales, que continúan operando en los tribunales locales, muchas veces con tácticas intimidatorias como el uso de máscaras para ocultar su identidad.
