Donald Trump propone un bono de $2.000 para la mayoría de los estadounidenses financiado por los aranceles, en medio del cierre del Gobierno.
El presidente Donald Trump ha presentado una nueva propuesta económica que promete entregar un bono de $2.000 a la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, financiado con los ingresos generados por los aranceles. Según Trump, los fondos se destinarían directamente a los ciudadanos, excluyendo únicamente a quienes perciben los ingresos más altos.
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A través de su plataforma Truth Social, el mandatario resaltó que la economía estadounidense se encuentra en un momento de fortaleza, con niveles de inflación mínimos y un mercado de valores en máximos históricos. Según él, los aranceles han impulsado inversiones récord y el regreso de fábricas y plantas en todo el país, justificando la entrega del dividendo a la población.
La propuesta de Trump se produce en un momento de tensión política y legal. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha expresado dudas sobre la legalidad de los aranceles impuestos a diversos países, cuestionando si el presidente tiene la facultad de imponer gravámenes sin la aprobación del Congreso.
Trump, en respuesta, defendió su interpretación de la Constitución y aseguró que la medida es completamente legítima. Este debate se desarrolla en paralelo con el cierre parcial del Gobierno federal, que ya cumple 40 días, debido a la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas sobre temas de gasto y subsidios de salud.
Donald Trump anuncia bono de $2.000 para ciudadanos estadounidenses.
La situación ha afectado programas esenciales, como el SNAP y los servicios gubernamentales, mientras Trump insiste en que los fondos destinados a compañías de seguros podrían ser redirigidos directamente a los ciudadanos.
El bono propuesto por Trump, de $2.000 por persona, se convertiría en un estímulo directo para millones de estadounidenses, excluyendo solo a quienes tienen ingresos elevados. La medida busca reforzar la idea de que los aranceles pueden traducirse en beneficios tangibles para la población, al tiempo que se argumenta que la inversión y el empleo en manufactura han aumentado.
En paralelo, el debate sobre la política de aranceles y la distribución de fondos públicos genera un escenario de incertidumbre. Los demócratas condicionan la extensión de subsidios de Obamacare a la reapertura del Gobierno, mientras los republicanos necesitan consenso en el Senado para aprobar propuestas. Esta combinación de factores ha intensificado la polarización política y ha colocado a la población en espera de decisiones que afectan directamente su economía.