Tres opciones migratorias permiten acceder al mercado laboral en EE. UU. Conoce cuáles son, a quiénes benefician y qué requisitos debes cumplir para aplicar.
Trabajar en Estados Unidos es una meta para miles de migrantes, y para lograrlo de forma legal existen diversas categorías de visas que permiten obtener empleo según la formación, la experiencia y el tipo de contratación. A continuación, te presentamos tres de las opciones más utilizadas por quienes buscan establecerse laboralmente en el país.
Una de las alternativas más conocidas es la visa H-1B, diseñada para trabajadores con alta especialización en áreas como informática, salud, ingeniería o finanzas. Para solicitarla, el aspirante debe contar con estudios avanzados y una oferta laboral aprobada por una empresa estadounidense.
Otra vía frecuente es la visa L-1, pensada para empleados de compañías multinacionales que necesitan trasladar a su personal a una sede ubicada en territorio estadounidense. Este permiso facilita la movilidad interna dentro de la misma organización y permite trabajar legalmente por un periodo determinado.
Para quienes buscan una opción que pueda conducir a la residencia permanente, la visa EB-3 se convierte en una alternativa atractiva. Está disponible para profesionales, trabajadores calificados y ciertos empleados no especializados. Requiere patrocinio de un empleador y el cumplimiento de criterios específicos de educación y experiencia.
La visa B-2, conocida como visa de turista, solo permite ingresar al país para viajes recreativos, visitas familiares o tratamientos médicos. Aunque muchos desconocen este punto, no autoriza trabajar ni estudiar. Su validez suele extenderse por varios meses, pero su uso es estrictamente temporal y debe gestionarse antes de viajar.