Fue el “tapadito” en el planteamiento de Mosquera y respondió con creces a la confianza de su técnico. Marcos Delgado fue un baluarte en el mediocampo bajopontino y se erigió como el mejor jugador del partido.
Para cumplir con su notable actuación, el “Flaco” tuvo una ayuda divina. Su entrañable amigo, Gianfranco Espejo, quien partió al cielo el año pasado, guió sus pasos y por eso le dedicó su actuación.
“Tuvimos un ángel que nos ayudó desde el cielo, Gianfranco Espejo nos ilumina para campeonar, por eso le dedico el partido a sus padres. El esfuerzo valió la pena, la aclimatación nos sirvió de mucho y conseguimos un resultado importante en el Cusco. Demostramos que nada es imposible”, afirmó.