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Marcelo Roffé: “En el fútbol hay que construir equipos”

Marcelo Roffé, destacado psicólogo argentino, estuvo en Lima y dejó conceptos claros y potentes sobre la importancia del líder, la sostenibilidad de los proyectos y el momento actual del proceso formativo en el fútbol.

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    Formación. Líder. Equipo. Tres palabras claves en el fútbol. Tres palabras que por sí solas llevan un mensaje. Y tres palabras que el psicólogo deportivo Marcelo Roffé reúne en “Formando al líder de un equipo”, un libro que intenta demostrar la importancia cada vez mayor del liderazgo en la conformación de una estructura colectiva sólida, capaz de explotar las potencialidades grupales e individuales del fútbol.

    Roffé, quien trabajó en los exitosos proyectos futbolísticos de José Pekerman, tanto en las juveniles y mayores de Argentina como en la deslumbrante Colombia del Mundial del 2014, estuvo por Lima y dejó valiosos conceptos de urgente aplicación en el balompié peruano, el cual carece de proyectos, líderes, formadores y que, paradójicamente, está dominado por la cultura del éxito pese a que son más nuestras derrotas y menos nuestros triunfos.

    Marcelo, ante todo ¿quién es un líder?

    Un líder nace, luego se hace. Básicamente, un líder hace lo que hay que hacer, no lo que tiene que hacer. Sabe escuchar, sabe motivar, sabe comunicar, no da órdenes. Guía y conduce. Para algunos jefes es mucho más fácil inspirar miedo, hablar de “yo” y no de “nosotros”.

    ¿No es lo mismo un jefe que un líder?

    No. Un jefe no quiere que alguien brille mucho y no ayuda a crecer a su gente. En mi libro hablo de la formación de los formadores. La formación de líderes. Sobran los jefes y faltan los líderes. Es difícil ser líder y para ello hay que cumplir con una serie de requisitos, si se quiere ser más eficaz.

    ¿Qué tan importante es un líder en un equipo?

    Es una pieza clave porque es el entrenador dentro de la cancha. Puede haber un líder futbolístico que no es un líder afectivo y está bien que lleve la cinta. También está el capitán con todas sus letras que es líder futbolístico y afectivo. Después viene el caudillo que es mucho más que un líder. El tema es que, a veces, a un capitán no se lo elige bien o no se le da la trascendencia que debería tener.

    ¿Todo grupo es un equipo?

    Hay una diferencia entre grupo y equipo. Todo equipo es un grupo pero no todo grupo es un equipo. Hay que construir un equipo y darle cohesión grupal. Esa debe ser la labor de un líder quien debe tener inteligencia emocional para manejar el equipo.

    Lo tuyo se basa en la experiencia de trabajar con Pekerman…

    Cierto, tuve el honor de trabajar 15 años y aprender con y de él. El proyecto de Pekerman en Argentina no solo consiguió resultados sino valores. Y hasta pareció que era fácil ganar Mundiales juveniles. Después vino la realidad. Hoy lo que marca es que Argentina entró al Mundial Sub 20 por la ventana y quedó fuera del Sub 17.

    Hay que saber elegir a la gente que está en la etapa formativa y a nivel de selección el cuidado debe ser mayor. Hay gente que no está preparada para trabajar con los jóvenes. Hay gente que busca ocupar esos lugares como una vidriera para algo.

    ¿Cuál es el secreto para elegir a los formadores?

    La clave es dar con la gente idónea. Que tenga conocimientos, que tenga un proyecto y que sepa captar a sus jugadores. Que no privilegie solo el resultado, sino que a los chicos les enseñe de técnica, de tácticas, de la parte física y que los ayude en valores como personas y les dé herramientas psicológicas. Quien no entiende el fútbol como un trabajo interdisciplinario se ha quedado en el tiempo.

    El trabajo de elección recae en los dirigentes que no saben elegir…

    Para ello debe haber gente idónea en el aspecto dirigencial que elija a la gente idónea en el plano formativo. El dirigente debe creer y trabajar en un proyecto a mediano o largo plazo. No puede estar al servicio de los resultados.

    Es complejo para muchos no mirar el resultado…

    Cierto, son los resultados lo que refrendan los proyectos, pero no hay que olvidar en disfrutar del viaje y crecer. Hay que valorar el proceso. Porque en realidad, solo campeona uno. Es falsa esa dicotomía neoliberal de éxito y fracaso, son dos impostores. Por eso hay que ver más allá y tener otros parámetros para evaluar los trabajos.

    Aquí en Perú cuesta sostener proyectos…

    No conozco al detalle la realidad peruana, pero la gente debe entender que esto lleva años. No se puede caer presa de la angustia y de la vorágine por el resultadismo. Y allí es donde dejamos de pensar. Te pongo un ejemplo: cuando Uruguay salió cuarto en Sudáfrica 2010, el profesor Tabárez reunió a sus jugadores y les dijo: “valoremos el camino recorrido, no solo el resultado”.

    En tu libro hay una palabra nueva y vital: “resiliencia”. ¿Qué significa?

    Es la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad. El jugador que llega y se quiere mantener en primera debe enfrentar la adversidad, superarla y fortalecerse. No quedar atrapado en el error. 

    Desde la psicología deportiva hay herramientas para apoyar al jugador, ayudarlo a defender su confianza, hacer que piense en positivo. Que en la cancha vuelva a pedir la pelota así se equivoque diez veces. Porque ese es el jugador que marcará diferencias.

    Hoy con el talento no alcanza en el fútbol. Hay que ser “vivo”, inteligente, disciplinado. Saber mantener la concentración bajo presión. Y cuidar los detalles del “entrenamiento invisible”.

    ¿Por qué no todos los que quieren ser futbolistas llegan a ser profesionales?

    No llegan por diversas razones. Por padres que los presionan y el chico abandona o no rinde. Por entrenadores que quieren hacerse famosos a costa del chico y equivocan las metas. Porque el jugador hace algo bueno, cobra notoriedad y el veneno del éxito hace que no se pueda sostener. O porque los chicos son sacados del proceso formativo y no son bien llevados por los representantes. O simplemente porque no tienen disciplina.

    Hablemos de los empresarios de los jugadores…

    Yo defino el fútbol como pasión y negocio. Y en este escenario los empresarios son un mal necesario. Hay jugadores inteligentes como Pablo Zabaleta que sin un representante llegó al Manchester City porque tuvo un padre contador que cumplió esa labor.

    Yo no digo que todos los representantes sean malos. Hay excepciones a la regla. Hay otros que se aprovechan del chico que viene de una familia de escasos recursos y, con botines y promesas, se lo llevan para luego dejarlo abandonado.

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    Los padres y el proceso de formación

    Está claro que en Perú no se está trabajando bien en menores. Los últimos resultados de la Sub 17 y la Sub 20 así lo demuestran. Los clubes, que proveen de jugadores a los seleccionados, tampoco están haciendo buen las cosas. Sin duda, hay responsabilidad de dirigentes y entrenadores. Pero, ¿cuán fundamental es el papel de los padres en la etapa formativa del jugador? Marcelo Roffé tiene un estudio sobre la presión de los papás hacia los chicos.

    ¿Qué tanto influyen los padres?

    Yo sostengo que el 90 por ciento de los padres son desequilibrados y solo el 10 por ciento equilibrados. ¿Quiénes son los equilibrados?: los que acompañan al deportista y no lo presionan. El resto son padres sobreprotectores, exitistas, violentos, hipercríticos y entrenadores en potencia. De este grupo, unos le dicen las cosas al hijo en privado y otros se las dicen delante del entrenador, desautorizando a quien dirige.

    ¿Por qué se desequilibran los padres?

    Porque quieren que el hijo los salve económicamente. Ven en el chico una tabla de salvación. Estos padres piensan que tienen un Messi, un Neymar o un Paolo Guerrero en casa. Con sus actitudes y, sin querer, malogran a sus hijos. También están los padres que quisieron ser futbolistas y no pudieron. Ellos quieren que el hijo realice su propia frustración o le cumpla el sueño de ser futbolista.

    El chico debe convivir con esa presión…

    No solo eso, se pierde la esencia del deporte que es hacer amigos, alejarse de la calle, de la computadora, que tenga vida sana, que incorpore valores como la amistad y la perseverancia.

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    Un libro de cabecera

    “Formando al líder de un equipo” es un libro que aporta herramientas psicológicas para ser un líder eficaz. Lleva el prólogo de dos caudillos como Javier Mascherano y Mario Alberto Yepes.

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