El presidente de Estados Unidos anunció una nueva medida para enfrentar la delincuencia, aunque algunas autoridades la consideran "injustificada".
En el 2025, se desplegó a la Guardia Nacional en California para contener marchas en apoyo a inmigrantes detenidos por agentes federales. Ahora, el gobierno de Donald Trump enviará al ejército a custodiar las calles de Washington D. C., ante la ola de criminalidad que azota a la capital de Estados Unidos.
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Donald Trump, mandatario estadounidense, confirmó la orden de tomar el control del Departamento de Policía Metropolitana y desplegar a la Guardia Nacional para colaborar en la reducción de la delincuencia en Washington. El lunes 11 de agosto, describió a la capital como “un infierno lleno de personas que cometen crímenes” y aseguró que Pam Bonid, fiscal general, "tomaría el mando del Departamento de Policía Metropolitana a partir de este momento".
Argumentó su postura enumerando los incidentes violentos ocurridos en la ciudad sede de la Casa Blanca. Entre ellos mencionó el asesinato de un becario del Congreso y el intento de robo del automóvil de Edward Coristine, ex empleado del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Además, afirmó: "Nuestra capital ha sido tomada por pandillas violentas y criminales sanguinarios, turbas itinerantes de jóvenes salvajes, maníacos drogados y personas sin hogar".
La oficial jubilada del Departamento de Policía de Nueva York, Julian Snider, explicó que hace cuatro años la ciudad mostraba un panorama distinto: "No se podía caminar por la calle 14 o la calle 16, cerca de la Casa Blanca, sin ver mucho desorden, muchos campamentos de personas sin hogar". Resaltó que actualmente ha cambiado notablemente: "Hoy está mucho más limpio. Te sientes mucho más segura".
Art Acevedo, cabeza de policía jubilado con experiencia en diferentes departamentos, calificó esta decisión como sin fundamento: "No solo no tiene precedentes, sino que es injustificado. No hay otra razón para ello que la imagen política que busca la Administración para fingir que la delincuencia está fuera de control y que ellos son los salvadores".
La alcaldesa Muriel Bowser cuestionó las decisiones presidenciales y las catalogó como "injustas y sin precedentes", aunque reconoció que Trump tenía el poder de tomar momentáneamente el control policial. Por su parte, el fiscal general de la capital, Brian Schwalb, criticó la medida y señaló la posibilidad de emprender acciones legales.