El aumento de detenciones y la incertidumbre sobre ICE llevan a miles de inmigrantes indocumentados en EE. UU. a optar por la deportación voluntaria.
Según información de The Associated Press, las estrictas políticas migratorias en Estados Unidos están impulsando a más inmigrantes a abandonar el país por su propia decisión, lo que les permite evitar que se les registre una deportación formal. Casos como el de Ramón Rodríguez Vázquez muestran cómo estas políticas tienen un impacto directo no solo en individuos, sino también en familias y comunidades completas.
Ramón Rodríguez Vázquez trabajó durante 16 años en el sector agrícola del sureste de Washington. A sus 62 años, era un miembro activo de su comunidad, llevaba 40 años casado y tenía cuatro hijos y diez nietos. Sin antecedentes penales, su vida cambió el 5 de febrero, cuando agentes de inmigración llegaron a su domicilio buscando a otra persona y lo detuvieron.
A pesar de contar con cartas de apoyo de familiares, amigos, su empleador y un médico que resaltaba su importancia para su familia, se le negó la libertad bajo fianza. Fue trasladado a un centro de detención de ICE en Tacoma, donde su salud se deterioró debido a la falta de medicación regular para sus padecimientos y al estrés emocional de no poder cuidar de su familia.
Finalmente, Ramón solicitó una salida voluntaria del país, la cual fue aprobada por un juez, permitiéndole regresar a México sin que su historial registrara una deportación.
El caso de Rodríguez evidencia el impacto de las políticas migratorias agresivas implementadas durante la presidencia de Donald Trump. La llamada "autodeportación" busca que los inmigrantes opten por irse por su propia cuenta ante la presión de detenciones y restricciones.
Según información de The Associated Press, entre octubre de 2024 y septiembre de 2025, los jueces de inmigración autorizaron 15,241 salidas voluntarias, lo que representa un aumento significativo respecto a los 8,663 casos del año fiscal anterior.
Mientras tanto, ICE reportó 319,980 deportaciones en ese mismo período; no obstante, otros análisis cuestionan la cifra de 1,6 millones de personas que habrían abandonado EE. UU., señalando que muchos de estos datos podrían estar inflados o no reflejar con precisión la situación real.
Historias como la de Ramón ilustran cómo la combinación de detenciones estrictas y la falta de garantías legales impulsa a muchos inmigrantes a tomar decisiones difíciles, afectando no solo sus vidas, sino también las de sus familias y comunidades.