Johan Cruyff es una leyenda del fútbol. Gracias a su talento marcó una parte de la historia del 'Deporte Rey'. Su velocidad, gambeta y goles son recordados en Holanda y Barcelona, equipo donde es ídolo. A pesar de la felicidad dentro del campo de juego, el atacante atravesó momentos complicados.
En el Mundial de Argentina 78, Holanda llegaba como uno de los favoritos para conquistar el título. Johan Cruyff era el encargado de dirigir su selección, pero decidió no acudir a la cita mundialista para quedarse con su familia.
Una decisión que fue cuestionada. Nunca se conoció el motivo, existió diversas versiones, pero Johan Cruyff decidió guardar silencio. En su mejor momento con Barcelona, el jugador decidió no brillar en el Mundial.
“Era 17 de septiembre y yo estaba en casa, en un edificio de apartamentos, viendo un partido de baloncesto en el televisor, cuando lo que pensé que era un mensajero llamó al timbre. Pero cuando abrí la puerta me encontré con una pistola apretada contra mi cabeza y me obligaron a tumbarme bocabajo. Todos estábamos en casa. Los niños estaban en su cuarto y aquel hombre le dijo a Danny (madre de sus tres hijos) que se tumbara también”, contó.
Johan Cruyff decidió quedarse en su casa, cuidar a su familia y disputar el encuentro más importante, mantener el amor de su hogar intacto. El jugador reconoce que ir a Argentina hubiera sido un reto importante, quizás estaría con el título entre sus brazos, pero “quizás habría sido la “locura” más linda y gloriosa, pero si algo pasaba con su esposa o hijos, no se lo iba a poder perdonar nunca", señaló.