Richarlison: de vender helados en las favelas a triunfar con Everton en la Premier League

Richarlison – sí, el jugador que nos marcó el 3-1 en la final de la Copa América – no la tuvo nada fácil en su camino por el fútbol. Vivió rodeado de pobreza, violencia y drogas (como tantos otros futbolistas de esta parte del planeta) sin embargo, gracias a su talento y disciplina pudo llegar a la Premier League, donde brilla con el Everton.

“Mi infancia fue muy pobre. Desde pequeño veía a mis padres trabajando todo el día y todos los meses era difícil tener suficiente dinero para llegar al mínimo. Entonces, trabajé desde chico vendiendo golosinas, helados o café para ayudar en casa y trabajaba en el campo para ayudar a mis padres”, sostuvo Richarlison.

“Volví de la escuela de fútbol con mis amigos y había una persona que pensaba que estaba vendiendo drogas en el área donde él estaba vendiendo. Ahí, me apuntó con la pistola en la cabeza y me amenazó, pero tuve la tranquilidad de explicarle que estaba de camino a mi casa y que no vendía ni consumía drogas. Me quisieron pegar un tiro, pero el fútbol me salvó la vida literalmente” comentó el atacante de Brasil.

En conversación con el diario AS, Richarlison reveló que esa situación lo marcó en su infancia y animó a recorrer un camino muy diferente al que terminaron amigos suyos.

El delantero brasileño debutó en 2015 en la Segunda División de Brasil defendiendo los colores del América MG. Un año más tarde, pasó al Fluminense, en 2017 fue vendido al Watford de Inglaterra y en el 2018 se convirtió en la compra más costosa del Everton por 45 millones de euros.

“Estaba en cada jugando videojuegos cuando Edu Gaspar (director de selecciones) me llamó. Fue una sensación maravillosa” aseguró Richarlison. Su debut con Brasil fue en un amistoso ante Estados Unidos, y un partido más tarde, contra El Salvador lo hizo como titular marcando dos goles.

“No me alcanzaban los dedos de las manos para contar el número de clubes que me han rechazado. Estuve a punto de dejar el fútbol, pero levanté cabeza y me fui a Belo Horizonte solo con el dinero de mi pasaje de ida para la última prueba que tenía, en el América MG. Si no pasaba, no tenía dinero para volver a casa. Di la vida aquella mañana y aprobé”, recuerda Richarlison.