La separación de Jennifer López y Ben Affleck ya es oficial: este es el ACUERDO DE DIVORCIO al que han llegado
La relación de Jennifer López y Ben Affleck ha sido una 'montaña rusa emocional' y, tras una larga espera, su divorcio ya es OFICIAL. Conoce los detalles del acuerdo.
Únete a nuestro canal de WhatsApp¡Esta noticia dejó a Estados Unidos y al mundo con la 'boca abierta'! Hace apenas un año, Jennifer Lopez y Ben Affleck se presentaban como una de las parejas más emblemáticas de Hollywood. Su romance, lleno de grandes gestos y declaraciones públicas, parecía ser el regreso triunfal de un amor destinado a durar. Sin embargo, no todo es lo que parecía.
La cantante dedicó su noveno álbum, 'This is me… Now', y una película musical del mismo título a su relación con el actor, mostrando el romanticismo propio de su relación. Sin embargo, lo que parecía una unión sólida llegó a su fin antes del verano de 2024. La 'noticia del divorcio de Bennifer', el nombre oficial de la expareja, ahora oficial, ha dado mucho que hablar.
Este acontecimiento marca el cierre definitivo de una etapa que comenzó con pasión y promesas, pero terminó con ambos retomando la soltería. ¿A qué acuerdo llegaron Jennifer López y Ben Affleck? ¿Cómo se llevó a cabo su historia de amor? En esta nota te brindamos todos los detalles al respecto.
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El acuerdo de divorcio de Jennifer López y Ben Affleck
El inicio del proceso de divorcio de Jennifer Lopez y Ben Affleck se llevó a cabo cuando la cantante presentó la solicitud el 20 de agosto de 2024 en el Tribunal Superior del condado de Los Ángeles, alegando diferencias irreconciliables. Según declaró, la pareja llevaba separada desde abril de ese mismo año.
Con la intervención de la prestigiosa abogada Laura Wasser, conocida por manejar divorcios en Hollywood, las negociaciones fueron rápidas y sin conflictos significativos. Aunque no contaban con un acuerdo prenupcial, lograron pactar que cada uno conservaría las ganancias de sus respectivos proyectos durante los dos años de matrimonio.
Siendo así, con base en el acuerdo, Ben Affleck retuvo su participación en Artists Equity, la productora que fundó junto a Matt Damon y que produjo películas como Air y Unstoppable. Por su parte, Jennifer mantuvo los ingresos generados por sus éxitos cinematográficos como Atlas, La madre y Cásate conmigo.
Aunque la fortuna acumulada por ambos durante este periodo ascendió a 550 millones de dólares, de los cuales 400 pertenecen a Lopez, el acuerdo económico no generó disputas. Respecto a la mansión de Beverly Hills, adquirida por 61 millones de dólares como el hogar de sus sueños, todavía no está claro cómo se dividirán los beneficios de su venta. Además, Jennifer ha solicitado eliminar el apellido Affleck, regresando legalmente al nombre Jennifer Lynn López, con el que construyó su carrera.
La intermitente historia de amor de Bennifer
El romance entre Jennifer Lopez y Ben Affleck ha sido una montaña rusa emocional desde que se conocieron en 2001 durante un rodaje. En aquel entonces, Lopez estaba casada con Cris Judd, pero poco después inició una relación con Affleck en 2002. Su historia de amor cautivó al público, culminando en un compromiso en 2003. Sin embargo, todo terminó abruptamente cuatro días antes de su boda en 2004, marcando el fin de su primera etapa como pareja.
Ambos siguieron adelante: Ben se casó con Jennifer Garner, con quien tuvo tres hijos, mientras que Lopez contrajo matrimonio con Marc Anthony y tuvo a sus mellizos, Max y Emme. No obstante, su amor nunca desapareció por completo. En 2021, tras la ruptura de Affleck con Ana de Armas y la cancelación del compromiso de Lopez con Álex Rodríguez, la pareja se reencontró, dando inicio a su segunda oportunidad. Este regreso estuvo marcado por grandes momentos, incluyendo dos ceremonias de boda en 2022, una en Las Vegas y otra en Georgia.
Pese a sus esfuerzos, la relación se desmoronó dos años después. La ilusión de Lopez, quien consideraba a Affleck como su amor verdadero, terminó nuevamente. Su historia, que comenzó como un sueño de cuento de hadas, se convirtió en un recordatorio de que las segundas partes no siempre son mejores.