Los buques USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson son embarcaciones militares muy modernas, con tecnología avanzada y misiles de última generación.
Estados Unidos ha intensificado su despliegue militar en el Caribe, enviando tres destructores Aegis equipados con misiles guiados, submarinos y aviones de reconocimiento a las proximidades de Venezuela. Esta maniobra responde a la estrategia del gobierno de Donald Trump para combatir el narcotráfico en la región. Se prevé que aproximadamente 4.000 marines se integren a la operación, respaldados por aviones de patrulla P-8 y una flota adicional de buques de guerra y submarinos de ataque.
Tres destructores estadounidenses, el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson, ya se dirigen hacia la región de Venezuela, donde permanecerán por varios meses. Su objetivo es combatir lo que Washington denomina "organizaciones terroristas internacionales" relacionadas con el narcotráfico en América Latina.
Este despliegue ocurre poco después de que Trump firmara una orden ejecutiva que autoriza al Pentágono a realizar operaciones militares directas contra cárteles extranjeros, incluso en aguas internacionales y territorios soberanos. Además, Estados Unidos elevó la recompensa por la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar el Cártel de los Soles y de tener vínculos con la red criminal El Tren de Aragua.
Como respuesta, Maduro puso en marcha un "plan especial de defensa". La medida incluye la movilización de 4,5 millones de milicianos, el brazo civil de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. El objetivo es reforzar la defensa y la unidad cívico-militar ante lo que considera amenazas de intervención extranjera.
La Marina de Estados Unidos cuenta con una flota de entre 75 y 81 destructores, principalmente de la clase Arleigh Burke, con los destructores Zumwalt (DDG-1000) como los más avanzados tecnológicamente. Estos buques destacan por su capacidad de sigilo, armamento avanzado y potencial para integrar armas de energía dirigida en el futuro.
En contraste, la Armada Bolivariana de Venezuela dispone de fragatas de la clase Mariscal Sucre, patrulleros oceánicos y submarinos de fabricación alemana, con capacidades limitadas en comparación con la flota estadounidense.
La creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela subraya el incremento de la presión militar estadounidense en la región y la firme respuesta del gobierno venezolano, en medio de una escalada que podría afectar la estabilidad en el Caribe.